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Néstor LGTB

El artista grancanario manifestó el deseo de poder amar sin géneros en su obra

Néstor Martín- Fernández de la Torre nunca pretendió esconder su homosexualidad. En una sala vacía del museo que lleva su nombre, los cuadros se muestran especialmente reveladores. "Hay que mirar más allá de lo que se ve a simple vista", explica el director del enclave que se encuentra en el Pueblo Canario, Daniel Montesdeoca, frente a los dos hombres que flotan sobre en el agua de Mar en Reposo. El del fondo es el propio autor, el otro, representa la imagen idealizada de Gustavo Durán, de quien dicen fue su amante durante años. "Él creó un mundo de ensoñación en el que dejaba entrever su sexualidad", apunta el historiador después de pasar ante las parejas de la inacabada serie de Poemas de la Tierra, donde algunos de los pictóricos amantes dan pie a la ambigüedad dentro del estilo simbolista del artista. Figuras andróginas y cuerpos desnudos con los que Néstor trasladó el deseo de poder amar sin importar el género. Una lucha que quizá, de haber seguido vivo casi un siglo después, le habría llevado a encabezar la manifestación promovida por el colectivo LGTB que tendrá lugar esta tarde a favor del respeto a la diversidad con motivo de la Semana del Orgullo Gay.

El pintor, que vivió entre 1887 y 1938, no lo hizo exactamente bajo la bandera arcoíris que ahora pueden ondear con libertad en ciudades como la capital grancanaria. No obstante, sí perteneció a una época en la que antes de la II Guerra Mundial existía tolerancia hacia el mundo homosexual, a pesar de que todavía se mantenía cierto recato. "En las décadas de los 20 y los 30 se llegaron a las cotas más altas de libertad", recuerda Montesdeoca para contextualizar el ambiente en el que se desenvolvió Martín- Fernández de la Torre antes de que los conflictos bélicos supusieran un retroceso en la propia historia. Formado, culto, polifacético y de espíritu viajero, el grancanario pasó por las ciudades como Londres o París donde el Art Decó o la Belle Époque estaban en auge.

Empoderamiento

Desde la fotografía al cine se hicieron eco de los cambios en la sociedad en la que la mujer comenzó a luchar por su empoderamiento en todos los ámbitos, demostrando su capacidad para igualar la condición del hombre como se puede apreciar en escenas de películas protagonizadas por Marlene Dietrich o Greta Garbo en las que aparecen fumando. "Y Néstor era un hombre de su época", asegura el director de su museo en alusión a aquellos años en los que también la "homosexualidad masculina o femenina formaban parte de la modernidad", tal y como señala Luis Antonio de Villena en Formas gays en la época de Lorca.

El artista pertenece al movimiento simbolista que recupera la androginia del Renacimiento -que también aparece sutilmente a lo largo de toda la historia del arte- desde la que plasma en sus obras esta elección de amar libremente a personas de su mismo sexo. Entre las primeras representaciones en las que se puede apreciar esta postura se encuentra el Epitaliamio, conocido también como Las bodas del príncipe Néstor, donde Martín- Fernández de la Torre se autorretrata en 1909 casándose con una figura ambigua.

Hubo que esperar unos años más para volver a ver de una manera algo más explícita ese apoyo a las relaciones homosexuales a través de una obra magistral que ahora está al alcance de todo aquel que quiera pasar por el museo. Basta con quedarse en la misma planta baja y entrar en el imponente mundo del Poema del Atlántico o Poema del Mar, la serie que realizó entre 1913 y 1924 a la que pertenece Mar en reposo. Un cuadro que, según el blog MellizArte, pintó en último lugar "el mismo año en que conoció al compositor y militar Gustavo Durán, con quien mantuvo una relación amorosa". Precisamente ambos son los que protagonizan esta creación que descansa en cuarto lugar en la sala, frente a La noche.

Tan solo hay que subir las escaleras para volver a saltar en el tiempo y darse de nuevo bruces con ese deseo de amar a quien cada uno quiera. En un espacio no muy grande, se erigen los ocho lienzos de Poemas de la Tierra. Un último canto a la libertad que el artista no pudo acabar al morir cuatro años después, donde varias parejas de figuras andróginas desnudas funden sus cuerpos bajo la flora canaria que, en casos como El Amanecer, El Mediodía o La Primavera, representan el amor más allá de los géneros establecidos. Y en esto Néstor Martín-Fernández de la Torre no estuvo solo, pues fueron muchos los artistas de la época que en distintas disciplinas buscaron la normalización de una realidad que, una centuria después, todavía lucha por la aceptación y el respeto.

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