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Las Rehoyas La reconstrucción pendiente

Las Rehoyas se mueve

Los vecinos llevan esperando más de 25 años por la reconstrucción de las 2.558 casas del barrio

Vista parcial de algunos bloques del barrio de Las Rehoyas. QUIQUE CURBELO

La inclusión en los Presupuestos Generales del Estado de este año de una primera partida de cuatro millones para arrancar la reconstrucción de las más de 2.500 casas de Las Rehoyas ha hecho que aflore tímidamente la esperanza entre los vecinos, tan cansados de esperar durante los últimos 25 años por una rehabilitación que nunca llega que ya no se creen nada después de tantas promesas incumplidas de las sucesivas corporaciones. Lo único que cambia ahora es que hay un "compromiso para la financiación de la reposición o, al menos, para su comienzo", señala Domingo Galván Betancor, miembro de la Plataforma Vecinal Rehoyas-Arapiles, que advierte, sin embargo, que antes de iniciar el primer edificio de 120 viviendas -que anunció el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, con la idea de comenzar este año con los primeros dineros que llegan del Estado, gracias a la negociación con el concejal y diputado Pedro Quevedo- hay que consensuar el modelo urbanístico que va a tener el barrio. La plataforma ha presentado un modelo alternativo al proyecto realizado por los técnicos y ahora se trata de alcanzar un acuerdo.

Cuentan los más viejos de Las Rehoyas que ya desde finales de la década de los setenta del siglo pasado se empezó a hablar de la necesidad de rehabilitar las viviendas, debido a la pésima calidad con la que fueron construidas entre finales de los 50 y principios de los sesenta, coincidiendo con la gran expansión de la ciudad, en la ladera que se extiende desde el barrio de Schamann hasta la carretera general del Norte. El desaparecido arquitecto Joaquín Casariego atribuía el pésimo estado de las viviendas tanto al terreno -una ladera- en que fueron construidas como a la mala calidad de la edificación.

"El barrio se edificó en un terreno casi imposible de construir, con unas condiciones topográficas negativas, donde metieron con calzador todas las viviendas que pudieron" aplicando "tipologías antiurbanas, sin conectividad interna y pésimas soluciones técnicas". El arquitecto ya advertía en 2012 que Las Rehoyas era uno de los barrios capitalinos con mayor necesidad de intervención. El único criterio que presidió la urbanización, destacaba, fue "acumular la mayor cantidad posible de unidades dentro de los límites del terreno disponible", una práctica "paisajísticamente catastrófica", que con el tiempo derivó en "un alto grado de deterioro social y ambiental". Dicen los vecinos que las zapatas (cimentación) "corren por debajo de los edificios. Hay algunas zonas en las laderas en las que ha cedido el terreno. Se mueve todo debajo de los cimientos y los cimientos se mueven con ellos".

Galván precisa que hay un tramo de viviendas en la calle Santa Luisa Marillac, cerca del bingo del antiguo cine Sol Cinema, -entre los números 1 a 25 aproximadamente- que "están muy mal. Hay vecinos que tienen grietas en sus casas por las que puedes mirar de un lado al otro a través de ellas, aunque no tengan ventanas". También hay baldosas levantadas, humedades por el agua de lluvia que se filtra por debajo de los bloques. "Durante la rehabilitación del barrio", añade, "que hizo el Ayuntamiento en 1996, en el número 19 de Santa Luisa de Marillac tuvieron que tapiar el hueco de una caja de escaleras externas al bloque, para que sirviera de punto de apoyo del edificio, que ya en ese año se detectó que tenía grietas en la fachada y que sufría un movimiento de zapatas de los cimientos hacia un lado. Pero el edificio ha seguido moviéndose y en el año 2011 aparecieron unas grietas considerables, aunque los técnicos municipales indicaron que no existe peligro".

Las Rehoyas fue construida de arriba a abajo, entre la calla Agustina de Aragón y la carretera general del Norte. Primero se hicieron los bloques del barrio de Arapiles, justo debajo de Schamann, con viviendas de cuatro plantas y después se comenzaron a fabricar lo que antes se conocía como las Rehoyas Bajas, a partir de Santa Luisa de Marillac que atraviesa el barrio por la mitad y es el linde de Arapiles con Las Rehoyas. Hoy todo se conoce como Las Rehoyas. Todas las viviendas se construyen, a través del extinto Patronato Francisco Franco, entre 1957 y 1965. En total se hicieron 2.558 viviendas, de las cuales unas 500 viviendas fueron financiadas por la entonces Caja de Ahorros y Monte de Piedad. A la cifra global hay que añadir otras 97 casas, detrás de la iglesia de La Paz, que luego adquirió el Ejército del Aire. En total son 2.655 viviendas las que hay que reconstruir, según Galván, para lo que se necesita una financiación de 170 millones de euros.

La plataforma recuerda que es a partir de los primeros años de la década de los 90, cuando se comienza a hablar desde las instituciones de la necesidad de hacer la reposición del barrio. En 1991, un informe del Ministerio de Fomento lo califica como barrio vulnerable y apunta la necesidad de que las administraciones intervengan. "En 1996 se hace un amago. La corporación local optó por rehabilitar las viviendas. Les dio una manita de pintura a las fachadas, pusieron nuevas canalizaciones de bajantes de agua y nuevos bidones. Poquito más hicieron", explica Galván, quien constata que lo que se hizo realmente fue "una especie de parche", con la excusa de que no había dinero para la reposición. Fue en 1999, cuando el exalcalde José Manuel Soria vuelve a hablar de la reposición. "Se empezó a hablar", indica Galván, "de financiación mixta, de que la altura de los edificios podía llegar a las 12 plantas y se habló incluso de construir más viviendas que familias había en el barrio. Por otro lado se empezó a decir que detrás de todo ello había un proceso especulativo para que esa zona quedara como una especie de ciudad jardín y desplazar la gente del barrio a otras zonas".

Al final, los vecinos se movilizaron, lo que propició un acuerdo plenario unánime, que recoge las propuestas de los vecinos. En 2000 se comienzan a entregar las escrituras de propiedad. "Se suponía que el proyecto iba a comenzar en breve pero pasó el tiempo y no se hizo nada hasta 2012, en el que se publica el proyecto de reposición. "Nos enteramos por casualidad, por alguien que miró el BOC. Se hizo un estudio económico y nada más, hasta que en 2016 el actual gobierno municipal retoma el proyecto. Es un avance, pero la gente no se convencerá de que la reposición empieza a ser una realidad hasta que comience la construcción del primer edificio", sostiene.

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