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De pequeña urbe a metrópolis

Una exposición en La Casa de Colón muestra en fotografías los cambios en el paisaje de la capital grancanaria y las formas de vidas de sus ciudadanos entre 1880 y 1970

El pasado 10 de diciembre el complejo defensivo de la Batería de San Juan y Batería de las Mesas de San Juan de la capital adquiría oficialmente la declaración de Bien Interés Cultural. Se recuperaba para Gran Canaria el espacio y su entorno como patrimonio etnográfico, después de décadas de abandono y de que los vecinos de ese barrio reclamaran desde hace tiempo su rescate. Los restos de aquellas atalayas defensivas, construidas tras la pérdida de Cuba y, posteriormente, en la II Guerra Mundial, son difíciles de encajar en una urbe pacífica, dinámica y abierta al mundo como es hoy Las Palmas de Gran Canaria. Pero ahí están como testigos de nuestro pasado, de lo que fuimos. Para conocer cómo era aquel baluarte en su época nada mejor que acercarse a la exposición que ayer se abrió en la Casa de Colón y encontrar la imagen que Tomás Gómez Bosch realizó sobre una placa de cristal con una cámara Verascope para adentrarse en aquella realidad que, aunque lejana -data de 1915- recoge lo que era la vida de la urbe a principios del siglo XX.

Esa es la propuesta que nos ofrece la muestra fotográfica Metrópolis Atlántica, que gracias al importante fondo del Archivo Histórico de la Fedac, del Cabildo de Gran Canaria, nos permite tener una panorámica del cambio que ha experimentado la ciudad en 130 años de historia en 77 instantáneas. De su paisaje y de sus gentes desde 1880 hasta 1970.

A través de estos documentos visuales recorremos no solo el trazado de la ciudad, sino su vida social, económica, política, cultural y social a través de sus ciudadanos y de las actividades que en ella se desarrollaban. Una amalgama de piezas del pasado en la que reconocerse y entenderse que hará las delicias de los nostálgicos, pero también de los que en estos meses de verano callejean por nuestras calles en visita de vacaciones.

El comisario de la muestra, Gabriel Betancor Quintana, responsable del archivo de la Fedac, explicó horas antes de la inauguración, que el objetivo de la exposición "era echar una mirada al pasado de la ciudad para entender el presente y adivinar los futuros rumbos de la ciudad", pero evitando la melancolía de regresar al pasado.

"En este tiempo nos hemos convertido en una metrópolis. Y el hecho de que la exposición se llama Metrópolis Atlántica no es ninguna licencia poética, literaria, sino que en la actualidad somos la ciudad europea más poblada a este lado del Atlántico. Y, sobre todo, porque hemos generado servicios en este entorno del Atlántico y hemos logrado ser una población crítica, moderna, abierta, que ha hecho que aquí tengamos vecinos de 140 lugares del mundo".

Precisamente, una de las fotos más antiguas que recoge la muestra, que estará abierta hasta el 3 de septiembre, es una vista de la ciudad de 1893 captada por Carl Norman, cuando ésta había traspasado los 21.000 habitantes. Nada que ver con la que en 2017 recogería Fran Mujica desde alguno de sus miradores (378.998 habitantes en 2016).

Esa evolución urbana de Las Palmas de Gran Canaria se observa perfectamente en un puzzle de imágenes que, bajo el título de Paisaje, transita de un pequeño casco urbano, casi rural y rodeado de mar y de vegetación, por las azoteas de Alcaravaneras y Ciudad Jardín hasta la transformación total que ha experimentado la ciudad con el Puerto de La Luz y sus barrios periféricos. De una ciudad coloreada con las técnicas fotográficas de entonces, que convierten la imagen casi en una postal, a la fuerza del blanco y negro para acabar en la realidad que nos dio el atractivo del color.

La fotografía se presentaba en sociedad en París en agosto de 1839 (Louis Daguerre) y en octubre de ese año ya estaba en Canarias de camino hacia América, según cuenta el comisario de la muestra, de ahí que el patrimonio fotográfico del Archipiélago, y de Gran Canaria, en particular sea "tan rico y variado".

Y eso perfectamente se detecta en Metrópolis Altántica, en ese recorrido temporal que va entre el siglo XIX y XX. En ella podemos ver desde la plana mayor de Capitanía General de Canarias, comandados por Ignacio Pérez Galdós, en una foto posada de 1900, de autor desconocido, a la curiosa instantánea que se captó del rey Hassan II en mangas de camisa, durante una visita a la ciudad en 1964.

"Al principio de la fotografía no se podían hacer copias. Eso dura hasta 1850 o 1860, después el fotógrafo comienza a poder salir de su estudio y empiezan a tomar instantáneas en la calle", prosigue Betancor. Una oportunidad que les permitió atrapar los monumentos de la ciudad, el tránsito por Triana, escenas de la vida cotidiana en los barrios, en las tiendas, en el Puerto, en las escuelas, así como acontecimientos sociales; entre otros momentos que dio el pasado.

La fecha elegida para comenzar la muestra -1880- no se ha escogido al azar. Muestra no solo ese cambio técnico de la fotografía, sino también el que experimentó la propia ciudad con la construcción del Puerto de La Luz (1883) y el impacto que produjo en toda la sociedad. De esa actividad que se vivió en los muelles dan cuenta las imágenes del envío de plátanos a Europa, los barcos que llegaban al muelle, los cambulloneros y los estibadores.

Pero también en la propia ciudad, con esa unión entre Vegueta y el Puerto que hoy nos brinda Arenales, Ciudad Jardín, el parque Santa Catalina.

Pero la historia de Las Palmas de Gran Canaria no se construye solo a base de piedras, sino también de sus gentes. Y en Metrópolis Atlántica vemos a los aparceros de los Betancores en Lomo La Plana -hoy Siete Palmas-, retratados en 1969 por Manuel Déniz Pérez, o las lavanderas del Risco de San Nicolás, en 1935. También al equipo de hockey femenino del Real Club Victoria, en 1938, o a los alumnos repeinados de los jesuitas, en 1926. Imágenes, algunas de la misma época, que detallan el contraste de dos mundos social y económicamente casi antagónicos pero que compartían la misma ciudad. Un contraste, que para la directora de la Casa Colón, Elena Acosta, hace aún más atractiva la muestra, que curiosamente fue una idea suya con motivo de las fiestas fundacionales, de la que fue pregonera.

Entre los documentos a destacar, la de un grupo de milicianos festejando el alzamiento militar del 18 de julio de 1939, propiedad del Ayuntamiento de Arucas, y la de los emigrantes canarios embarcados en el Valvanera en el Puerto, el 17 de agosto de 1919 camino de América, captada por Galván. Nunca más regresaron.

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