La fragata Alvaro de Bazán de la Armada Española cumple quince años. En su interior alberga tecnología punta a pesar de su edad, que le permite, según su comandante Joaquín Ruiz Escagedo, ser "la envidia del resto de marinas" gracias a mecanismos como el Sistema Integral de Control de Plataforma (SICP), que ofrece manejar desde los 18 puestos de mando el rumbo del buque, o su velocidad, o controlar los sistema de daños, incendios o inundación a través de unas pantallas táctiles. El buque se encuentra atracado en el muelle de Santa Catalina después de realizar maniobras durante la última semana cerca de las Islas. Los interesados podrán visitar su interior entre las 10.00 y las 13.00 horas en horario de mañana y entre las 16 y 19 horas en horario de tarde.
El propio comandante es el encargado de guiar un paseo que comienza en la explanada de popa donde se encuentra la helisuperficie. Y es que este navío tiene capacidad para embarcar un helicóptero tipo SH-60B Seahawk, cuyas aspas se pliegan para introducirse en el hangar. De atrás para adelante, Ruiz Escagedo se para en el pequeño hospital situado a estribor del buque., donde explica que cuenta con un quirófano con rayos x y cuatro habitaciones para pacientes con enfermedades contagiosas. Pero si hay algo que destaca es la telemedicina que conecta, a través de satélites, con el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla en Madrid para que los especialistas se encarguen de pasar consulta a los enfermos en aquellos casos donde el enfermero, con el que siempre cuenta el buque, y el médico, que se embarca en determinadas misiones, no están preparados para atender.
El Alvaro de Bazán sirve de centro hospitalario en alta mar gracias a la tecnología médica con la que cuenta. "El tener esta capacidad es muy importante, porque han venido miembros de las tripulaciones de buques holandeses o ingleses a nuestro barco porque ellos no contaban con rayos x o la telemedicina" ya que "no tienen conexión por satélite que les permita conectar con un hospital en sus países, explica el comandante frente a la puerta que da acceso al pequeño hospital del que, asegura, "apenas hemos tenido que hacer uso".
Y si en cuanto a recursos médicos este barco destaca de otros muchos, no es menos si se habla de su sistema de combate. En el castillo de la fragata, ya en la proa, se divisa el corazón del sistema de combate: el radar SPY-1, con pedigrí norteamericano, que tiene una cobertura de 360 grados con el que se dirigen los proyectiles. En este punto sobresale el cañón situado en el centro del buque, que tiene un alcance de 22 kilómetros y que se utiliza contra blancos situados en la costa y en superficie; aunque la verdadera joya está escondida en una serie de cajones situado justo detrás. En el interior de unas compuertas se sitúan los misiles de largo alcance (más de cien de kilómetros) y de corto alcance (más de 15) que se disparan verticalmente para alcanzar objetivos aéreos.
Entre tanta tecnología, parte de los ordenadores con los que cuenta este buque de la clase F-100, de 145 metros de eslora por 16 de manga y con capacidad para una dotación de 236 personas incluyendo el Estado Mayor y la dotación de Unidad Aérea Embarcada y la Unidad de Infantería de Marina Embarcada, aparecen en el puente de Gobierno. Es en este espacio donde Ruiz Escagedo explica el SICP, que da la posibilidad de decidir cómo combinar la propulsión del buque, que posee dos motores diesel y dos turbinas de gas que proporcionan una velocidad máxima de 29 nudos (53 kilómetros por hora).
Esta fragata, que homenajea al almirante español y marqués de Santa Cruz Alvaro de Bazán y Guzmán, cuyo retrato preside junto al del Rey Felipe VI la sala de oficiales, tiene previstos zarpar sobre las 19.30 horas de hoy del Puerto con destino a Ferrol tras dos meses de misiones. Hasta entonces, los apasionados por los barcos de guerra tendrán la oportunidad de conocer sus entresijos.
