A la familia de la pequeña de tres años y medio que fue fotografiada cuando jugaba desnuda en la playa junto a sus padres y unas amigas todavía le dura el disgusto por lo sucedido el pasado lunes.

"Desde que yo llegué, a las seis de la tarde, me di cuenta de que el hombre estaba en una postura rara, muy alongado por la barandilla y tocando los botones del móvil", explica el padre de la niña que fue quien dio la voz de alerta después de percatarse de que un varón de 73 años había tomado con su teléfono imágenes de su hija y de la amiga de esta, también menor, mientras disfrutaban de una jornada playera.

El septuagenario, que fue detenido, pasó a disposición judicial y ha sido puesto posteriormente en libertad, si bien el Juzgado de Instrucción número siete de Las Palmas de Gran Canaria le investiga por un delito de corrupción de menores. Y es que según la Policía Nacional, "tenía numerosos antecedentes policiales y algunos de ellos por hechos similares".

En concreto, lo sucedido tuvo lugar a principios de semana en Playa Chica, donde suele acudir la familia prácticamente a diario al residir cerca. "Yo estaba trabajando, así que no recuerdo exactamente a qué hora bajó mi mujer con mi hija y una amiga que iba también con su niña", explica quien prefiere mantener el anonimato.

Él llegó algo más tarde, en torno a las 18.00 horas, cuando se incorporó al grupo que se había colocado en la parte más pegada al Paseo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había un hombre "con malas pintas" cuyo comportamiento era sospechoso. "Me pareció extraño porque estaba tomándose una cerveza y parecía que miraba el móvil, pero estaba demasiado cerca de la barandilla, tocando los botones del móvil".

Ante la sospecha, el padre de la pequeña quiso esperar unos minutos, haciéndose "el tonto" para observar el comportamiento del varón. "A las seis y veinticinco fue cuando decidí subir y le dije a mi mujer que tenía trabajo para evitar que se pusiera nerviosa si le contaba lo que estaba pasando y que el tipo se fuera espantado". De entrada, el progenitor de una de las niñas se colocó en la esquina de la heladería Llao Llao. "Pero él me había visto moverme y se guardó el móvil durante un rato". Así que decidió trasladarse al Costa Canarias, en cuya terraza el septuagenario estaba sentado junto a la barandilla.

"Le pregunté al camarero si sabía quién era ese señor, y me dijo que era un hombre bastante raro y que ellos mismos querían que se fuera de allí. Entonces le dije que creía que estaba haciendo fotos y el propio camarero me reconoció que sí", refiere. No se lo pensó más y se acercó a él por detrás.

"Le toqué en la espalda y le dije que me diera el móvil porque le estaba sacando fotos a mi hija y él estaba tan asustado que me lo dio y me dijo que no le hiciera nada", rememora. Al iniciar la búsqueda, las primeras imágenes que aparecieron en el teléfono eran irrelevantes, del pie y de la mesa donde estaba sentado. "Al ver eso me preocupé por si había metido la pata, pero enseguida empezaron a aparecer fotografías en las que se veía a mi hija". Fue a partir de ahí cuando "se armó el lío".

El padre de la menor pidió a los camareros que llamaran a la policía mientras él sujetaba tanto al teléfono como a su propietario. "Pero los camareros me dijeron que no querían problemas y hasta se me acercó un viandante para decirme que no le hiciera daño", cuenta todavía indignado, ya que asegura que, en ese momento, sentía que el que "estaba actuando como un loco" era él. Al oír el escándalo, su mujer subió y "le tuvo que explicar a la niña que papá había cogido a un hombre malo".

Fue en esa situación de forcejeo cuando alguien silbó a la policía que estaba a unos metros, en la calle Doctor Grau Bassas. Los agentes de la Unidad Turística de la Policía Local intervinieron sobre la marcha y al preguntar al otro varón implicado si era cierto de lo que le acusaba el padre de la niña, este reconoció que sí. "Vieron las fotos y aunque no eran explícitamente sexuales, se veía a mi hija". Automáticamente, el autor de las fotografías fue arrestado, a pesar de que según informaron los miembros del cuerpo de seguridad, iba a ser difícil poder denunciar porque es "complicado demostrar que la intención al tomar las instantáneas era realmente la de sacar a una menor" y no que esta saliese casualmente en la composición.

Aún así, se detuvo al hombre de 73 años como autor de un presunto delito de pornografía infantil, siendo la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional la que se hizo cargo del caso. Tras ser investigado, los agentes descubrieron que el arrestado tenía "numerosos antecedentes policiales, algunos de ellos por hechos similares", señalan desde la Policía Nacional. Por ello, fue puesto a disposición judicial, siendo posteriormente puesto en libertad, aunque su caso ha pasado al Juzgado de Instrucción número siete de Las Palmas de Gran Canaria que estudia ahora un posible delito de corrupción de menores.

Asimismo, tras ser avisado por la UFAM, el mismo padre de una de las niñas fotografiadas presentó el martes una denuncia en comisaría. "Tenemos que crear conciencia sobre este tipo de actitudes que se dan en las playas", asevera quien también ve necesaria la colaboración de personal de restauración de la zona "ya que ellos pasan ahí más tiempo y ven si alguien tiene comportamientos de este tipo".

Para él ha sido una experiencia muy negativa que espera que no vuelva a repetirse. "La noche del lunes yo no podía dormir, porque la imaginación es muy cruel", confiesa. Aún así, afirma que no sabe si vestirá a la niña para ir a la playa porque su hija es todavía pequeña y es feliz jugando sin ropa. "No hemos vuelto todavía a la playa, cuando lo hagamos ya veremos qué decidimos, pero desde luego lo que hay que hacer es perseguir estas conductas, no privar a los niños de que se diviertan", sentenció.