Pasaban diez minutos de las cinco de la mañana cuando la Virgen del Carmen de La Isleta salió por la puerta grande de la iglesia de la calle Benecharo. Miles de fieles se golparon en las calles aledañas al templo para presenciar un momento de gran fervor religioso que se repite cada 16 de julio. Durante todo el recorrido de la procesión se sucedieron los vivas y las lágrimas al paso de la patrona de los marineros. El barrio portuario de Las Palmas de Gran Canaria se llenó de fervor religioso durante más de cinco horas.

Se murmuraba a cada paso, en cada esquina, "nunca he visto tanta gente", repetían una y otra vez. Según José Falcón, miembro de la Comisión de Fiestas, el hecho de celebrarse la procesión en la madrugada del sábado al domingo ha conseguido atraer a más gente que en otras ocasiones. Las calles estaban abarrotadas por momentos con fieles que no dudaron en madrugar, no obstante, muchos de ellos ya lo habían hecho durante la semana para las distintas procesiones del Rosario de la Aurora.

Las calles del barrio portuario se llenaron durante el día de ayer de coloridas alfombras de sal, arena, tierra o caucho; materiales muy diversos, que serían arrastrados en la mañana de hoy por la comitiva de la Virgen y el gentío del público. La calle Romeral puso la guinda final a la procesión con un colorido homenaje a la Virgen de los Reyes de El Hierro. Vecinos y conocidos hicieron la víspera de la patrona de los marineros un manto de tierra y sal con diseños que recordabanlas escenas de la bajada de la Madre Amada de los herreños, desde su ermita hasta Valverde, pasando por el baile de la Cruz de los Reyes. Al paso del Carmen los vecinos pusieron la música de la danza tradicional de la isla del Meridiano para amenizar el momento.