¿Cómo ve el barrio de El Risco de San Nicolás?
Es como muy familiar y agradable. Se ve que tiene muchas carencias, con un crecimiento informal, dentro de sus particularidades. El momento escaleras si fue un poco sorpresa dura, la verdad. Eso sí, las vistas son inmejorables desde aquí arriba.
Pero, ¿observa una situación excepcional en esta barriada?
Casi todas las ciudades de España tenemos barrios como este. Yo he trabajado en la Cañada Real, que es un asentamiento informal de 10.000 habitantes a las afueras de Madrid, uno de los más grandes de Europa. En Sevilla tienes las 3.000 Viviendas, es una situación bastante normal, por desgracia. Es más, en Madrid, soy concretamente de Vallecas, y allí era todo informal hasta la década de los ochenta, con casas de autoconstrucción.
¿Cómo se eligen los destinos de cada Encuentro? ¿Dónde será el próximo?
Al final de cada uno de ellos realizamos una asamblea donde se hacen propuestas y valoramos qué lugar escoger. En esta edición la asamblea será en Tenerife cuando terminemos aquí. En principio estamos pensando en Málaga, es un candidato con muchas posibilidades. Allí está el colectivo de La Casa Invisible, que llevan tiempo haciendo cositas. Gestionan un edificio antiguo del casco histórico y plantearemos la rehabilitación de partes del mismo en mal estado, entre otras actuaciones de campo que nos propongan.
En esta edición, ¿cómo se decidió Las Palmas de Gran Canaria como ciudad anfitriona?
Ángeles Mesa y Aurora Ramón, del colectivo MicroMacro, vinieron por primera vez a un Encuentro el año pasado en Madrid. Allí nos propusieron San Nicolás como barrio en el que actuar, por ser un sitio con muchas carencias. Además, ya tenían un trabajo previo en las jornadas de Risqueando y Aurora es vecina, entonces tenían un conocimiento de lo que querían hacer. Nosotros hemos estado más como asesores externos. Como es costumbre, los de fuera somos algo así como productores.
¿Cuáles son los orígenes de Arquitecturas Colectivas?
Hace diez años nos reunimos en Córdoba varios colectivos para debatir sobre un urbanismo más sostenible. Ese primer contacto no fue un encuentro en verdad, fue un protoencuentro, no éramos conscientes de la red que íbamos a crear. Participamos diez colectivos, algo muy reducido. Al año siguiente pasamos por Sant Pere Turelló, en Barcelona, y desde ahí fuimos a más cada edición.
¿Qué les caracteriza?
Hacemos actuaciones de acción directa, con procesos de participación, de aprendizaje y prácticas colaborativas donde todo el mundo termina aprendiendo los unos de los otros. Diseñamos los proyectos y definimos los modelos de gestión asociados a ellos. La idea es que las entidades que proponen espacios para intervenir como El Risco tengan las herramientas y se empoderen de ellos .
Con los materiales reciclados como base, ¿no?
Se parte de ahí y de los principios de reutilizar. Trabajar con licencias libres y abiertas, para que cualquiera las pueda utilizar. Son cosas que se van repitiendo. Luego, los contextos son los que van asentando las propuestas.
¿Cuándo se convirtió en internacional el encuentro?
Prácticamente desde el principio. Nosotros viajamos mucho a Latinoamérica y tenemos mucha relación con diferentes colectivos, somos una red con mucha gente. Se han ido sumando poco a poco grupos de España, Latinoamérica, entre otros lugares. Precisamente este es el primer año que viene un colectivo de un país africano.
Pertenece a Todo por la Praxis, ¿ustedes han participado en proyectos de otros países?
En Venezuela mi colectivo estuvo en una iniciativa que se llamó Espacios de Paz. La idea era trabajar en barrios con grandes índices de violencia, para crear nuevos lugares. En este caso rehabilitamos una vivienda de dos plantas que convertimos en un centro cultural. Incluso, en el techo hicimos unas canchas de baloncesto. El barrio es similar a este, pero en una escala mucho mayor. Claro, estamos hablando de Petare, uno de los barrios informales más grandes de Latinoamérica. Allí la construcción y el hacinamiento crece en lo vertical y casi no hay espacio público. Por eso hicimos una construcción en altura, donde la gran motivación era la cancha de baloncesto. Porque era la gran petición de los vecinos. Siempre trabajamos bajo la demanda de los que viven en cada lugar, apoyados en todo el tejido cercano.
Como arquitecto, ¿ha ejercido o ejerce de manera convencional?
Bueno, ahora estamos haciendo viveros de empresas de economía social para el Ayuntamiento de Madrid, pero aunque trabaje de manera formal y convencional, con un código técnico y una normativa, intento siempre hacer una arquitectura con el estilo que llevamos en estos colectivos.
¿Cómo será el Encuentro en Tenerife? ¿Se repetirán las acciones directas?
Aunque en un principio se hicieron propuestas para la intervención en huecos urbanos, allí será otro formato. Habrán más reuniones temáticas y habrá más tiempo para dialogar y poner en común ideas. Será un formato muy de hablar, de encontrarse.
