El boom del alojamiento vacacional no sólo está acabando con la oferta de casas en alquiler para los residentes en la capital grancanaria sino que ha disparado desde hace un año los precios de los pocos que hay disponibles. Así lo aseguran varias inmobiliarias consultadas por este periódico que reconocen también que el tremendo auge del alquiler vacacional está aumentando entre un 20% y un 30% la venta de inmuebles, que permanecía parada hasta hace casi dos años.
El principal perjudicado de este fenómenos son los residentes, que se las ven y se las desean para encontrar un piso. Hay zonas como Las Canteras, Guanarteme o La Isleta en las que encontrar un piso es una verdadera misión imposible. Edificios enteros de apartamentos que se dedicaban al alquiler vacacional han sido vendidos y los inquilinos se han encontrado con que sus nuevos dueños no les renuevan el alquiler. Por otro lado, las comunidades de vecinos comienzan a denunciar los trastornos que les ocasiona la convivencia con los turistas, que a veces se convierte en una auténtica cruz. Los grandes beneficiados son los propietarios de los inmuebles a los que este tipo de alojamiento turístico multiplica sus ingresos mensuales por cuatro o más.
"El gran problema", sostiene la coordinadora de la inmobiliaria Canteras Real State, Loly Betancor, "es para los residentes que no tienen capacidad financiera para comprar un piso y necesitan alquilar. Desde agosto del año pasado empezamos a notar la bajada en la oferta de inmuebles para alquiler. La demanda es enorme, pero la oferta" para arrendamiento tradicional "es prácticamente nula en Las Canteras, Guanarteme y La Isleta". Los problemas de escasez de oferta, añade, "ya está afectando incluso a la Ciudad Alta. Es que claro, para un propietario no es lo mismo obtener por un piso entre 600 y 800 euros al mes, con un solo inquilino, que más de 3.000 euros. Imagínate lo que puede sacar con un piso con tres dormitorios que lo alquilan a 60 euros por persona habitación y noche. Es un negocio redondo".
Anna Wahnschaffe, propietaria de la inmobiliaria Rent Las Palmas, se las ve y se las desea para encontrar casas que ofrecer a sus desesperados clientes y además sufre los efectos del alquiler vacacional desde otra vertiente, porque es inquilina de un apartamento de lujo a 200 metros de Las Canteras.
"El alquiler para los residentes", constata Wahnschaffe, "está fatal, no sólo porque los precios se han disparado sino porque no hay nada. No sé donde nos vamos a meter la gente que vivimos por Las Canteras. Es horroroso. Hay muchísimos propietarios que han decidido no renovar el contrato a sus inquilinos para dedicarlos al alquiler vacacional, con excusas que no son reales".
Según Betancor, la escasez de casas en alquiler para residentes es común a toda la zona baja de la ciudad. "No sólo hay problemas para encontrar pisos en la zona de las Canteras. También los hay en Alcaravaneras y Arenales y toda la zona baja. Sólo en Siete Palmas y La Minilla se pueden encontrar precios razonables. El propietario se ha vuelto loco con este filón de oro. Y así seguirá hasta que Hacienda comience a inspeccionar, porque lo peor es que más del 90% de la oferta de alquiler vacacional no está legalizada". Wahnschaffe afirma que "las casas en alquiler que quedan para los residentes son contadas y no duran ni un día desde que se publican. Hemos visto estudios que se han alquilado por 1.000 euros. Me han llegado a llamar de otras inmobiliarias para compartir un piso por 450 euros". Ambas agentes inmobiliarias afirman que también a la sombra de este negocio ha proliferado el fenómeno del subarriendo. "Hay extranjeros, entre ellos muchos italianos, que pagan al dueño el año de alquiler por adelantado y lo subarriendan por tres veces más de ese precio inicial. Conozco el caso de un piso de tres habitaciones de Mesa y López, cuyo alquiler costaba 800 euros al mes . Cada habitación se está subarrendado por 400-500 euros al mes o también por semanas o tres días. Saca la cuenta", explica Wahnschaffe, que además se queja de los trastornos que causa el alquiler vacacional en el edificio donde vive. "Llevamos cuatro meses muy mal, es horroroso porque no tenemos ni idea de quien vive en el edificio. Todo el rato soportando el traqueteo de maletas, incluso de madrugada. No sabemos quien entra ni sale. Nos encontramos copas en el ascensor y hay incluso un caso de prostitución en el primer piso. Estamos hablando de un piso de diseño, cuyo alquiler no es barato", se queja Wahnschaffe. "Lo peor es la falta de colaboración de administraciones. Hemos presentado denuncia en el Cabildo y el Ayuntamiento, pero nos han dicho que vayamos al juzgado. ¿Quien nos defiende?", pregunta.
