Las mañanas son habitualmente tranquilas en el Arsenal Militar de Las Palmas de Gran Canaria, pero la calma se vio interrumpida ayer con la llegada del buque escuela Brasil, emblema de la Marina del país latinoamericano, que recaló en la capital grancanaria para realizar la primera escala internacional de su trigésimo primer viaje de formación de guardiamnarinas, que arrancó el pasado 23 de julio. Como no podía ser de otro modo en un país donde la música popular tiene una trascendencia más allá de lo cultural, la nave amenizó su atraque al ritmo de conocidas tonadas de la patria de la samba, como Mas que nada, de Jorge Ben Jor, o Flor de lis, de Djavan.

Esto ocurrió en torno a las 8.50 horas, justo cuando el navío alcanzaba su punto de atraque en el muelle 1 de la Base Naval. Poco antes había girado sobre su propio eje, procedente de la bocana del puerto, acompañado por los remolcadores Balear y Brandy. En tierra esperaba el cónsul honorífico de Brasil en Las Palmas de Gran Canaria, Joaquín José Bermúdez, preparado para realizar los saludos protocolarios al capitán de mar y guerra Gustavo Calero Garriga Pires, comandante del buque escuela.

La agenda del día estuvo repleta de actos protocolarios, como las visitas que el comandante y el cónsul realizaron al subdelegado del Gobierno en Canarias, Luis Miguel Molina González, y a diversas autoridades militares destacadas en el Archipiélago, entre las que se encontraban el jefe del Mando Aéreo, Fernando de la Cruz, o el del Estado Mayor del Mando Naval, Enrique Montesinos.

El día continuó con visitas de cortesía a las embarcaciones de la Armada española atracadas en la Base Naval antes de la recepción oficial que el comandante ofreció a las autoridades al caer la tarde, aunque los guardiamarinas pudieron aprovechar la jornada para desembarcar y conocer los principales puntos turísticos de la ciudad y la Isla.

La embarcación recibirá las visitas de los ciudadanos hoy y mañana entre las 14.00 y las 17.00 horas, tal y como desde ayer anunciaba un gran cartel ubicado en la plaza de la Armada junto al acceso a la Base Naval. Quienes se acerquen hasta allí podrán conocer de primera mano las labores que la tripulación, formada por 457 personas entre guardiamarinas, personal militar y trabajadores civiles, lleva a cabo a bordo.

El buque escuela Brasil fue construido a comienzos de la década de 1980 en las instalaciones del astillero militar de Río de Janeiro y responde en su estructura externa al diseño de una fragata, aunque su interior se ha adaptado por completo a las necesidades de formación del Ejército, con distintas aulas y simuladores tácticos. El navío cuenta con una eslora de 130 metros y una manga de otros 13 y puede alcanzar una velocidad máxima de 18 nudos.

El viaje que ha traído a los militares brasileños de vuelta a Canarias -el buque suele hacer escala en el Archipiélago en muchas de sus travesías- continuará a partir del día 12 rumbo a Barcelona, el otro puerto español que visitarán este año. Tras la capital catalana seguirá ruta hacia otros puertos del Mediterráneo y el Atlántico, como el griego de El Pireo, el portugués de Lisboa o el francés de Le Havre para a continuación cruzar de nuevo el Atlántico rumbo a Nueva York y Jacksonville (EE UU). La localidad colombiana de Cartagena de Indias será su última parada antes de regresar a Brasil. El 17 de diciembre, fecha prevista para el fin del periplo, habrán recorrido en total 17 puertos repartidos por 13 países. Será entonces cuando los guardiamarinas asciendan por fin a tenientes de corbeta dentro del escalafón militar brasileño y se distribuyan en sus nuevos destinos por todo el país.