Ni un alfiler cabía ayer en la playa de Las Canteras, que se convirtió en el refugio de muchos ciudadanos que acudieron a darse un baño para hacer más llevaderas las altas temperaturas y disfrutar del día festivo. Miles y miles de personas desembarcaron desde las primeras horas del día a todo lo largo y ancho de la playa, que se llenó de sombrillas y ofrecía un paisaje similar a las de las abarrotadas playas mediterráneas. La panza de burro que ha permanecido fiel a la capital durante todo el pasado julio y parte de agosto, desapareció ayer y permitió a la gente disfrutar de un espléndido día de sol y altas temperaturas que, pese a la sensación térmica, no superaron los 26 grados a la sombra.