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Baño, pese a las bacterias

La playa de El Confital continúa con bandera roja después de dos meses por la contaminación fecal, pero los bañistas siguen acudiendo

El Confital respira, o más bien jadea enfermo una capa de misterio en torno al origen de la contaminación. Bajo un mar de nubes grises que parecen ejercer como tapón al insoportable calor, que impregna de un sudor pegajoso la piel de los ciudadanos, unos cuantos bañistas no pueden evitar dar un paso al agua fría que, de un intenso azul en la zona más profunda a un marrón difuso y revuelto en la orilla, esconde una amenaza invisible y fantasma.

Hace varios meses que el Ayuntamiento alertó de una grave infección del agua por alta concentración de enterococos intestinales, una especie de bacteria originaria de las heces. Las intensas investigaciones que ha estado realizando la empresa AT Hidrotecnia SL, encargada del análisis de las aguas y del estudio de las corrientes marinas, entre otros organismos, desde el mes de abril por diversos puntos de la costa, advirtieron primero de que la causa podría encontrarse en la famosa Casa Roja, ubicada entre la rocosa superficie, a un pie de las olas que rompen contra la pared que la sostiene, habitada por okupas desde hace un par de años y de donde se percibió un sospechoso vertido de deshechos.

Después se han barajado múltiples opciones como que el origen pudiera deberse a las pérdidas del colector de aguas o la red de saneamiento de Las Coloradas o de las instalaciones militares que se encuentran cerca de la zona, pero nada está del todo claro.

Actualmente el proceso está estancado en la investigación de los embolsamientos subterráneos de agua estancada, que la marea pueda arrastrar hacia el exterior, causando el problema que sufre la playa. Es necesario perforar la superficie para acceder al agua y extraer una muestra y analizarla.

El dilema se encuentra en que la zona donde se necesitan hacer las catas son terreno privado. La Concejalía de Ciudad de Mar, tras varios intentos fallidos de contacto con el propietario o propietarios del terreno, espera pacientemente el contacto.

Aventurarse en el mar

Mientras tanto, se iza la bandera roja que marca la prohibición del baño a los visitantes de la playa. No obstante, la gente, que no deja de aventurarse a nadar en el mar, no parece tener miedo. Y más que miedo, no parece ser consciente de la presencia de los enterococos que ensucian el agua de la playa.

Puede deberse a que visualmente no se aprecian cambios ni se ven indicios que hagan pensar o sentir que existe contaminación marítima. No hay señales de aviso u advertencias. Tampoco información de ningún tipo. El mar de fondo remueve la arena de la base y provoca esa turbidez de la superficie, que es lo más parecido a la suciedad que podría observarse. "Yo soy muy maniática, si viese el agua sucia no estaría dispuesta a bañarme", comenta una bañista. "Llevamos mucho tiempo viniendo y no nos ha pasado nada." Los visitantes más afines a la playa de El Confital no parecen advertir peligro, aunque otros afirman "que en los rodeos sí que se ve algo de suciedad".

Igualmente los días van pasando, y no deja de verse gente preparada para tumbarse en la arena o darse un chapuzón. Los niños se tiran al agua, chapotean, se hunden y nadan, junto a ellos sus padres se refrescan.

Los treinta grados que se perciben, a pesar de que el sol se esconda tras la panza de burro, no provocan miramientos. La gente se sigue bañando, estén o no estén las aguas contaminadas. Pero las bacterias son invisibles a los ojos?

"Venimos muy a menudo. Si esto está contaminado, todo lo está. Desde El Confital hasta Las Canteras", comenta una familia, ataviada con sus sillas plegables, su almuerzo y sus toallas. Parece que los bañistas habituales presienten una atmósfera de misterio sobre el tema del agua.

"Contaminados están ellos", dice riéndose una vecina de la Isleta, preparada para darse un chapuzón en el agua. Gafas de sol, bolso de esparto y pamela. "El agua está buenísima. Limpia, transparente, con un color muy bonito." La opinión general declara que El Confital transmite paz. ¿Silencio soterrado? "No he escuchado mucho acerca de la contaminación, no sé ni por qué está contaminada ni en qué estado de gravedad."

Y la respuesta a la desinformación parece que se encuentra en el vandalismo. "Han robado los carteles de aviso siete veces", aseguran fuentes de la Concejalía de Ciudad del Mar. Pero recalcan que "al final, una bandera roja es una bandera roja."

Porque la amenaza sigue ahí e, independientemente de que suban o bajen los niveles de contaminación bacteriana, la Concejalía asegura que la bandera roja continuará en alza ondeando en la orilla de la playa.

El Confital, paraje natural protegido, se muestra al público con pulcritud y buena imagen. No hay plásticos ni papeles en el agua, ni en los alrededores. La Cruz Roja se mantiene alerta. Las olas se balancean de atrás a adelante. El ambiente es tranquilo y adormecedor. No parece existir ningún riesgo y la gente se siente segura. Pero existe la contaminación y, aunque no sean perceptibles, las bacterias están ahí.

No puede hacerse nada para denegar el acceso a la zona a los bañistas más que asegurar una y otra vez el peligro de la zona. Habrá que esperar para saber cuál es la misteriosa causa del agua contaminada.

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