El primer análisis de los huesos humanos encontrados el pasado domingo en la ladera de un barranco de Agüimes revela que las dos personas a las que pertenecen tienen golpes en la cabeza. El estudio aún se encuentra en su fase inicial y a partir de hoy se espera que se empiecen a recoger muestras de los restos óseos para rescatar su ADN y practicar el cotejo con la información genética de la familia del matrimonio de Guanarteme formado por Ana María Artiles y Antonio Quesada. A la espera de los resultados, la Policía Nacional confirmó ayer a sus hijas que los restos pertenecen a la pareja, según indicó una de las descendientes en el acto de homenaje celebrado en la plaza del Pilar.

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El examen de los huesos, que los realizará una antropóloga forense, se alargará entre 7 y 10 días, por lo que la próxima semana la Policía Nacional podría tener la confirmación oficial de las identidades de los dos cuerpos, junto a los cuales se encontraron sus documentos de identidad, distintos objetos que pertenecían a la pareja de septuagenarios, como unas gafas, una prótesis dental y otra de cadera, así como prendas de ropa similares a las que llevaban aquel 6 de marzo de 2012, cuando fueron vistos por última vez en una churrería de la calle Castillejos del populoso barrio de la capital grancanaria.

Los agentes de la Brigada de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Canarias, quienes abrieron la investigación hace más de cinco años tras la denuncia presentada por la familia y que el pasado lunes se hicieron cargo de los huesos encontrados por un perro cazador, están avanzando las pesquisas que permitan detener al autor del doble crimen. Los investigadores trabajan con la teoría de un sospechoso sobre el que han recabado nuevas pruebas después del descubrimiento, según han indicado fuentes cercanas a la investigación, que se muestran confiadas en cerrar el caso en los próximos días después de un intenso trabajo que se ha alargado ante la falta de indicios sobre el paradero de la pareja.

Por ahora, la Policía Nacional cuenta con las declaraciones de los testigos de aquel día, que indicaron que Ana María y Antonio fueron vistos con un hombre alto y corpulento, que además portaba una gorra. A partir de ahí, todo los esfuerzos por tratar de relacionar a esta persona con el caso han sido en vano. Los agentes no contaban con muchas más pistas sobre lo ocurrido y tampoco tenían los cuerpos con los que certificar si Antonio y Ana María estaban vivos o muertos, como temía la familia desde hacía años ya que sabían que el matrimonio no desapareció de motu proprio.

El caso dio un vuelco el pasado domingo cuando el perro de un cazador encontró los restos en una ladera situada entre las localidades de Agüimes y Temisas. Los agentes tienen claro que los cuerpos estaban enterrados en ese lugar a conciencia e incluso dudan de que una sola persona pudiera trasladarlos hasta ese punto de difícil acceso. Y es que el autor o autores del homicidio eligió una ladera del barranco de Las Vacas, en el sureste de Gran Canaria, donde sepultó los cadáveres en una ladera de unos 70 metros de altura. Estos, con el paso del tiempo, fueron descubiertos y aún contaban con toda la documentación del matrimonio encima, así como una cadena y otros objetos que han servido para identificarlos desde el primer momento, a falta aún de los análisis forenses. En este lugar también se han hallado indicios que podrían involucrar al principal sospechoso.

A la espera de cerrar todos los flecos, la familia comunicó que la Jefatura Superior de Policía de Canarias les informó ayer de que los dos cuerpos, que estaban situados juntos aunque en una posición inversa, son de Ana María Artiles y Antonio Quesada. De esta forma, se cierra una brecha que ha durado 5 años, 5 meses, y 16 días en los que el pueblo de Gran Canaria, en especial los vecinos del barrio de Guanarteme donde residía el matrimonio, ha tratado de mantener viva la esperanza de encontrarlos.