El pesquero Fin Whale, que se incendió en el muelle Sanapú del Puerto de La Luz la semana pasada, no sufrió daños en su estructura como consecuencia de la acción de las llamas y podrá ser reparado a flote en el propio puerto. El buque, que portaba en una de sus bodegas 1.500 toneladas de cartón preparadas para el almacenaje de pescado, permaneció ardiendo durante casi tres días mientras distintos equipos de bomberos trataban de poner fin a la situación.

A pesar de las complicaciones para controlar y extinguir el incendio éste se pudo mantener concentrado en la bodega donde se guardaban los cartones, en la zona de proa, sin extenderse a otras partes del buque consignado en el puerto capitalino por Arocha. De este modo, ni la máquina, ni la acomodación resultaron afectados por el fuego.

La ausencia de daños en la estructura facilitará la fase de reparación a la que será sometido a partir de ahora. Esta podrá ser realizada a flote, sin necesidad de que el navío sea varado, puesto que los trabajos se centrarán sobre todo en reemplazar una serie de piezas en la cubierta del buque que sí resultaron afectadas por el suceso. Los trabajos en el Fin Whale harán posible que el buque pueda salir del puerto estando preparado para faenar, con las piezas arregladas y el cartón para el almacenaje de pescado repuesto en la bodega, ya que ese equipamiento sí se perdió pasto de las llamas.

El incendio, de cuyo inicio se cumplen mañana dos semanas, arrancó en la mañana del domingo 13 de agosto en la bodega número uno del barco, que se encontraba atracado en La Luz para ser sometido a una serie de reparaciones en caliente, según avanzaron aquel mismo día fuentes portuarias. Al mediodía del domingo ya habían sido desplazadas al muelle por parte del Centro Coordinador de Emergencias (Cecoes) del Gobierno de Canarias unidades de la Policía Local, la Policía Portuaria, Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria y Servicio de Urgencias Canario. Los efectivos sanitarios no tuvieron que actuar, porque la tripulación pudo salir del buque con sus efectos personales sin que nadie resultara dañado.

Mientras los tripulantes del Fin Whale abandonaban la nave los bomberos comenzaban la que acabaría convirtiéndose en una larga labor de extinción que además se vio complicada por las condiciones particulares de este incendio. La Autoridad Portuaria de Las Palmas mantuvo desplegadas desde el domingo las barreras anticontaminación para evitar que la suciedad presente en la cubierta del buque pudiera extenderse por las aguas del puerto, aunque el presidente de la institución, Luis Ibarra, descartó el mismo día que existiera riesgo de un vertido de combustible y aclaró que en cualquier caso la abrigada situación del muelle Sanapú facilitaría cualquier labor de contención. El navío portaba 40.000 litros de combustible.

Durante el primer día actuaron desde tierra, pero a partir de la segunda jornada el buque Miguel de Cervantes de Salvamento Marítimo se unió a las labores de extinción desde la propia lámina de agua del muelle Sanapú, lo que permitió combatir las llamas tanto desde babor como desde estribor de manera simultánea.

La gran cantidad de espumógeno vertida en el buque como remedio contra las llamas desde la nave de Salvamento Marítimo y desde la línea de muelle hizo que el barco alterara su vertical y acabara escorándose. Durante la tarde del lunes se logró recuperar el equilibrio, a la vez que las bombas del Fin Whale comenzaban a achicar agua de su interior. También a lo largo de este día se pudieron controlar las llamas que salían de la bodega y se dio comienzo a las primeras labores de enfriamiento.

Durante las labores de extinción del incendio los bomberos del cuerpo municipal tuvieron que solicitar la asistencia de sus compañeros del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, ayuda que fue tramitada a través de la Autoridad Portuaria y del Ayuntamiento porque como explicó entonces la directora general de Seguridad Ciudadana del consistorio, Eulalia Guerra, "se necesitaba un refuerzo mayor". Los efectivos contraincendios del Cabildo también trajeron su propio espumógeno, que hasta entonces había sido aportado en su mayor parte por empresas del puerto como Oryx, Astican, Petrocan, Repnaval, Disa y Aegean.

El trabajo conjunto de ambos equipos -era la primera ocasión en la que los dos cuerpos colaboraban- permitió que el incendio pudiera ser por fin controlado durante la noche del martes. Unas horas después, ya en la madrugada del miércoles 16 de agosto, fue declarado extinguido.