Francisco Iván Trujillo García, conocido como el Chupa, ingresó ayer en prisión provisional, comunicada y sin fianza por orden del Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria. El magistrado Javier García GarcíaSotoca, a petición de la Fiscalía, le atribuye los delitos de homicidio o asesinato y de tenencia ilícita de armas por matar de dos disparos a Lionel Jesús Carrillo Suárez, de 34 años, un vecino de la Vega de San José que falleció en la misma acera de la calle Córdoba donde fue tiroteado.

Francisco Trujillo, de 36 años, admitió ante el juez de instrucción que discutió con Lionel Carrillo, sacó una pistola y le disparó en plena calle. Una de las balas alcanzó la cabeza de la víctima y otra le causó lesiones en un brazo, al tiempo que uno de los proyectiles reventó el cristal de una guagua municipal. Los hechos ocurrieron sobre las 18.30 horas del pasado martes. Trujillo no se entregó a la policía tras cometer el crimen, sino que emprendió la huida y permaneció fugado tres días. Esta parte de la historia es la que trata ahora de esclarecer el magistrado, pues hay indicios de que al menos dos personas le ayudaron a escapar en un coche.

Por eso el juez ha acordado el secreto de sumario, con la finalidad de detener a los supuestos colaboradores y aclarar las desavenencias que desencadenaron el violento ataque, según explican fuentes judiciales. Los primeros datos apuntan a un ajuste de cuentas porque entre ambos existía un enfrentamiento que era conocido en la Vega de San José.

La víctima cumplía condena por asuntos relacionados con las drogas, pero se encontraba esa semana de permiso penitenciario, tras serle concedido el régimen del tercer grado. No volvió a prisión porque se cruzó con Trujillo. El autor de los disparos, después de tres días en busca y captura, se entregó el viernes por la tarde en la Jefatura Superior del Cuerpo Nacional de Policía, donde permaneció detenido hasta que ayer el magistrado decretó su encarcelamiento.

En solitario

El interrogatorio judicial duró apenas 20 minutos. Poco ha trascendido de la declaración, salvo que Trujillo asumió la responsabilidad del homicidio en solitario y trató de dejar al margen a quienes supuestamente le ayudaron a escapar en el coche. Estas personas, si finalmente fueran arrestadas, podrían ser consideradas colaboradores necesarios para cometer el delito, con penas iguales a las previstas en el Código Penal para el autor material del crimen.

El magistrado, con el apoyo del fiscal Pedro Gimeno, ha realizado una calificación inicial de los hechos en la que no se descarta el delito de asesinato, tanto por el medio empleado para perpetrar el homicidio, como por el aparente plan seguido para eludir la detención.

Y es que el Chupa tuvo en vilo durante tres días al barrio de la Vega de San José y al Cuerpo Nacional de Policía, cuyos agentes activaron un plan de seguridad para buscarlo en diferentes partes de la Isla. En esos momentos seguía armado y se le consideraba peligroso porque huyó de la calle Córdoba con la pistola usada para matar a Lionel Carrillo.

La policía, tras comprobar que Trujillo había regresado a su barrio, negoció con la familia su captura para poner fin a esos tres días de incertidumbre. El viernes por la mañana adelantaron que se iba a entregar y en horas de la tarde cumplió su palabra. En el interrogatorio policial, el Chupa guardó silencio sobre la autoría de los disparos, pero sí reveló el lugar en el que había dejado el arma, al parecer una pistola automática del calibre 44. El juez también le ha imputado el delito de tenencia ilícita porque el investigado carece de licencia reglamentaria para manejar armas de fuego, según se desprende de la investigación judicial.

La Policía Nacional trata ahora de verificar si esa pistola fue la empleada para matar a Lionel, que recibió dos tiros, uno en un brazo y otro en la cabeza. Este último fue el que le causó la muerte. Los servicios sanitarios le atendieron en la misma acera en la que cayó abatido, pero no pudieran hacer nada para salvar su vida dada la gravedad de las lesiones. La hija del fallecido estaba en ese momento por la zona y tuvo que ser asistida por una crisis de ansiedad al encontrarse con el cadáver de su padre mientras daba un paseo.

El juez, además de las diligencias encargadas para dar con los supuestos colaboradores, está a la espera de la declaración de testigos y del informe final de la autopsia, entre otras pruebas. Las fuentes consultadas apuntan que esas personas están identificadas y podrían ser detenidas. Luego habrá que determinar su grado de participación en el plan urdido por Trujillo para huir.