El barrio de El Lasso, en el Cono Sur de Las Palmas de Gran Canaria, permanece en silencio y en la absoluta tranquilidad después del suceso que ocurrió en la madrugada del domingo. En aquel momento, un hombre de 37 años de edad fue detenido por la Policía Nacional como presunto autor de los delitos de homicidio en grado de tentativa contra su expareja sentimental, además de allanamiento de morada.

Los acontecimientos tuvieron lugar en el hogar familiar de la víctima, una casa unifamiliar en la Urbanización de Casas Terreras de El Lasso. En esos instantes, el detenido, que responde a las iniciales de I. F. P., golpeó de forma continuada la puerta de la vivienda de su expareja. Según los testigos, el hombre afirmó haber tomado diversas pastillas, que lo dejaron fuera de sus condiciones normales.

La mujer se encontraba en el interior de la vivienda acompañada de sus padres. Su madre fue, precisamente, quien pidió auxilio a los cuerpos de seguridad tras una llamada al 091. La progenitora de la agredida alertó inmediatamente, pues la expareja de su hija había conseguido entrar en su casa a la fuerza, con un arma blanca en las manos.

En el momento en el que llegó la policía, el detenido estaba sujetando un cuchillo de grandes dimensiones contra la garganta de su expareja. La terrible escena obligó a los agentes a abanlanzarse sobre el hombre, con la intención de reducirlo y apartarlo de la mujer. Finalmente, estos consiguieron apartar el arma del cuello de la víctima y salvarla, de tal manera que solo sufrió una serie de cortes en los dedos de una mano.

Hasta el discreto vecindario, a los pies del polígono de viviendas de El Lasso, se trasladaron diversos efectivos de la Policía Nacional y ambulancias del Servicio Canario de Salud que trasladaron a la víctima hasta un hospital de la capital. De esta manera, las sirenas rompieron el silencio habitual que se respira en esta zona de la ciudad.

Pocos vecinos presenciaron el suceso, pues los acontecimientos ocurrieron en la madrugada del sábado al domingo, en una zona de escasas viviendas. Rafael y su mujer estaban en casa durmiendo cuando las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado llegaron al barrio. "Nos enteramos al día siguiente en la piscina de Tejeda por nuestra hija, que lo vio todo en televisión", relató este vecino. "Esto es una zona muy tranquila, aquí nunca ocurre nada, normalmente nos enteramos si pasa algo, pero esta vez no sentimos ni sirenas ni nada", explicó.

Este vecino de las casas de terreras de El Lasso ha visto crecer a la agredida desde que era pequeña. Los hijos de ambas familias se criaron juntos, pues llegaron a esta zona a principios de la década de los setenta, "no teníamos ni agua ni luz", recalcó la mujer de Rafael. Según señalaron el agresor del fin de semana no era natural del barrio.

La víctima es miembro de una familia de cuatro hijos. Como tantas otras personas, se asentaron en estas escarpadas laderas del sur de la capital hace ya varias décadas, cuando se construyeron los bloques de cinco plantas que pueblan la parte más alta de la montaña, por encima de la pequeña urbanización de casas terreras. Al igual que la mayoría de vecindarios del Cono Sur, la precariedad laboral, el desempleo y la desigualdad son la tónica de muchas de las familias que aquí viven.