La Audiencia de Las Palmas ha reservado la semana del 12 de noviembre para juzgar al joven de Pérez del Toro que mató a su vecina tras una discusión por los ruidos de sus videojuegos. Alberto Trujillo Montesdeoca, que estudiaba primero de Ingeniería Informática, se enfrenta a una pena de 20 de cárcel por asesinato, según la acusación formulada por el fiscal Pedro Gimeno. El abogado de la familia de la víctima eleva la petición hasta los 25 años de prisión al considerar que hubo ensañamiento además de alevosía en la comisión del crimen. La defensa, en cambio, demanda la absolución en base a una supuesta enfermedad mental que los médicos forenses descartan en sus informes sobre el estado psíquico del investigado.

El acusado mató a su vecina de la calle Pérez del Toro en octubre de 2015. Saray, de 27 años, natural de La Palma, era estudiante de Relaciones Laborales en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y vivía desde hace tres años en el piso de arriba, que se lo tenía alquilado a la familia Montesdeoca junto a otra compañera de piso.

Durante esa tarde del 27 de octubre de 2015, sobre las 16.30 horas, Alberto Montesdeoca jugaba en línea con varias personas al League of Legend (LoL) y el Multi Theft Auto: San Andreas (Mta), una de sus "mayores aficiones", explica la Fiscalía de Las Palmas en sus conclusiones provisionales. Sus gritos molestaron a Saray, que bajó al piso de abajo y reprendió a su vecino por el ruido. Ese reproche fue el que desencadenó la agresión.

El joven, tras terminar las partidas de ordenador on line, subió al piso de Saray. Su vecina no le abrió la puerta y bajó al garaje, cogió unas tijeras tipo cizalla y volvió a tocar en la puerta. Ocultó el arma en la mano izquierda y golpeó a la víctima nada más franquearle la entrada, hasta que cayó al suelo y le propinó más golpes con las tijeras metálicas, añade el fiscal en su escrito de acusación. Luego cerró la puerta de la inquilina, regresó a su casa y guardó su ropa manchada de sangre en bolsas de plástico que arrojó a un contenedor de basura.

La compañera de Saray regresó a la vivienda antes de las 17.00 horas y se encontró a su amiga tirada en la entrada. Pidió ayuda al propio Mostesdeoca, que se hizo el sorprendido. El acusado ocultó su responsabilidad en el crimen dos semanas, el tiempo que precisó la Brigada de Homicidios para recabar indicios y citarlo como testigo con vistas a repasar su coartada. Fue en ese momento, ante la presión policial, cuando se derrumbó en el interrogatorio y confesó que la había matado.

Indemnizaciones

El caso lo resolvió el Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria, cuyo magistrado, Javier García García-Sotoca, ha acordado una fianza de 240.000 euros para asegurar las posibles indemnizaciones que se deriven de la sentencia.

El juicio se celebrará durante los días 12, 13, 14 y 15 de noviembre en la Sección Primera de la Audiencia de Las Palmas, mediante el sistema del jurado popular y con el magistrado Miguel Ángel Parramón como presidente del tribunal. El juez, además de dirigir la vista oral, será el encargado de dictar la sentencia conforme al veredicto de inocencia o de culpabilidad que emita el jurado.

La muerte de Saray causó una enorme conmoción en la comunidad universitaria al verse involucrados dos de sus alumnos y, sobre todo, en la isla de La Palma, que es donde vive la familia de la víctima, a su vez personada en la causa mediante abogado particular para tratar de hacer justicia.

Tras la confesión del procesado y las pruebas materiales halladas en su contra, poca línea de defensa queda para el juicio, salvo la baza de algún tipo de trastorno esquizoide relacionado con la introversión del acusado y su gran afición a los videojuegos.

Los médicos forenses, en ese sentido, concluyen que Alberto Montesdeoca tiene unos "niveles muy elevados de introversión", además de falta de empatía, aplanamiento emocional y frialdad respecto al crimen, pero rechazan que esas características constituyan un trastorno que afectase a la comisión del delito. La defensa tratará de acreditar lo contrario.