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Puerto Visita del velero insignia de Brasil

El 'Cisne Branco' adora Gran Canaria

La Luz recibe al 'embajador flotante' de Brasil, que podrá ser visitado el fin de semana

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Buque de la Armada de Brasil 'Cisne Branco'

Deslizándose por las agua de la bocana del puerto con la misma gracilidad que el ave que le da nombre, así atracó en el Arsenal Militar de Las Palmas de Gran Canaria el Cisne Branco en la mañana de este miércoles. El velero escuela de la Marina de Brasil llega a la ciudad en una nueva visita como parte de un viaje de representación con el que ha tocado tierra en 15 países de las dos orillas del océano Atlántico.

La parada en Gran Canaria, que se extenderá hasta el domingo con dos jornadas de puertas abiertas, tiene además un significado especial para toda tripulación. El Cisne Branco lleva casi seis meses navegando desde que el pasado 2 de abril partió de Río de Janeiro rumbo norte hacia Puerto Rico y Estados Unidos antes de cruzar el Atlántico. Ahora ya se encuentra realizando el viaje de retorno y el de La Luz será el último puerto que visite antes de llegar de nuevo a Brasil.

"El Cisne Branco adora Las Palmas de Gran Canaria: es una ciudad encantadora, muy hermosa, y nos gusta mucho venir", reconoce el capitán de navío João Alberto de Araujo Lampert, que comanda el velero desde enero de 2016. El oficial al cargo de la nave, que remarca lo bien acogidos que se sienten los brasileños en la isla, no solo sabe navegar con soltura en las aguas del mar: también se maneja a la perfección en las de la diplomacia. No en vano la representación institucional del país sudamericano en los diferentes estados que visita durante sus travesías es una de las principales funciones del buque junto a la de dar formación a los alumnos de la Escuela Naval brasileña.

Es precisamente ese papel de embajador flotante de Brasil lo que le ha llevado a participar este año en la regata Tall Ship Races, un encuentro de veleros de todas las clases que este año reunió a más de 90 embarcaciones en el mar Báltico. Durante algo más de un mes navegaron de Suecia a Finlandia pasando por Estonia, Polonia y Lituania en una aventura que De Araujo califica como "formidable" sin dudarlo ni un segundo. "Ha sido una experiencia muy rica para el Cisne Branco", asegura.

La Tall Ship Races es una competición que pone en valor la tradición de la navegación a la antigua usanza, algo que entronca a la perfección con el objetivo del Cisne Branco. "Este es un barco que busca mantener las tradiciones de los veleros que los grandes descubridores españoles o portugueses enseñaron al mundo", continúa De Araujo, para quien "las tradiciones y el trabajo en el mar son siempre muy importantes para los jóvenes marineros y ese es uno de los propósitos del entrenamiento aquí".

Desafíos clásicos

Navegar en el Cisne Branco no es como hacerlo en cualquier barco militar moderno. La diferencia está "en el trabajo de manejo de las velas, el contacto con la naturaleza o el desafío de ver dónde está el viento", enumera el comandante. Su buque es precisamente una combinación de esa raigambre marinera con las modernas tecnología, pues a pesar de su apariencia clásica similar a la de los últimos clippers del siglo XIX fue construido en 1999 en unos astilleros al norte de Ámsterdam. Con su incorporación a la flota, la Marina de Brasil recuperó una tradición que había dejado atrás en la década de 1960, cuando sus dos veleros anteriores -el Guanabara y el Almirante Saldanha- dejaron de navegar.

Un marinero que hubiera viajado en el tiempo desde el siglo XVI no se sentiría extraño a bordo del Cisne Branco, porque los trabajos que se desempeñan a bordo del velero son los prácticamente los mismos que ya se realizaban hace cientos de años. Los miembros de la tripulación, formada por 10 oficiales, 42 marineros y 30 alumnos, aún continúan trepando por los aparejos para "superar retos y mejorar su autoestima", de acuerdo con el responsable de la nave, y trabajan en equipo para fomentar valores como la confianza y la colaboración. "Todo lo que ocurre en este barco resulta enriquecedor", agrega.

Sobre cubierta o en el interior, todo en la nave representa la tradición naval, desde la moneda de 10 reales acuñada en 1939 que fue colocada bajo el mástil principal mientras el barco era construido hasta la réplica de la talla de la Virgen que Pedro Alvares Cabral portaba en el barco con el que un portugués cruzó el océano por primera vez desde Lisboa hasta Brasil pasando por Canarias y Cabo Verde. Incluso en el puente mandan más las cartas de navegación tradicionales que los instrumentos más modernos.

Todo esto lo podrán descubrir con sus propios ojos quienes que se acerquen estos días hasta la Base Naval de Las Palmas de Gran Canaria. Allí, en el muelle 1, se encuentra atracado el velero mientras se prepara para recibir las visitas del público durante dos jornadas. La pasarela se abrirá para los vecinos el viernes y el sábado en horario vespertino, entre las 14.00 y las 19.00 horas, algo que se aguarda con ganas a bordo del buque: "En el Cisne Branco esperamos recibir mucha gente de Las Palmas de Gran Canaria para conocer un poco de Brasil", concluye el comandante.

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