El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria apuesta por el transporte público, el uso de la bicicleta y el calmado del tráfico para incentivar la movilidad escolar. Lo hará tras analizar las conclusiones del primer estudio al respecto que se hace en el término municipal y el primero de su clase en Canarias. En el mismo, presentado esta mañana en el marco de la Semana Europea de la Movilidad, Itahisa Chávez, geógrafa y experta en Mediación Urbana y Sociología del Espacio, señala que los niños y niñas de Las Palmas de Gran Canaria empiezan a ir al colegio sin el acompañamiento de un adulto a los 12 años, cuando la media nacional está en 9 años.

El director general de Movilidad, Heriberto Dávila, encargó el estudio con el objeto de analizar los hábitos de movilidad de este segmento de la población y las posibilidades que presenta la ciudad a la hora de desarrollar y aplicar actuaciones y medidas que favorezcan el desplazamiento de los menores sin la supervisión de un adulto.

Estas acciones y recomendaciones están dirigidas, entre otras cosas, a mejorar la seguridad, la comodidad y la autonomía de estos desplazamientos y, con ello, desarrollar políticas de movilidad que favorezcan un aumento en el uso del transporte público.

“Estás iniciativas se plantean con la perspectiva de desarrollar programas específicos en el servicio de Guaguas Municipales, mejorar y potenciar la red de caminos escolares, ejecutar el nuevo trazado de carriles bici carriles bici con una mejora importante de los niveles de seguridad y trabajar en el calmado del tráfico”, aseguró el director general de Movilidad.

La investigación se ha realizada por medio de 1.187 encuestas en 32 centros de enseñanza de Las Palmas de Gran Canaria. En su planteamiento detecta que más del 70% de los desplazamientos de los escolares se producen en coche, con un uso del taxi y de la bici inferiores al 2%.

Así, el coche es el modo más común para el 50% de los escolares a pesar de hacerlo solo como acompañantes, mientras que andar no alcanza a ser tan siquiera el del 30% de los escolares. El transporte en guagua queda relegado como transporte habitual tan solo para un 11% de los escolares y asciende a ocasional para casi un 20%.

La Isleta y Ciudad Alta son las zonas con más desplazamientos a pie, mientras que las zonas periféricas, sobre todo en el norte y centro geográfico, registran los valores más bajos. Mientras, es en los riscos y la zona baja de la ciudad donde mayor uso se hace del transporte público de Guaguas Municipales.

Por su parte, es en las zonas periféricas precisamente, sobre todo en las zonas centro y norte, donde se extiende el uso del coche con valores sumamente elevados, con un uso bastante más limitado en La Isleta.

La principal barrera para alcanzar un cambio de tendencia en este sentido, con una media que alcanza los 700 vehículos por cada 1.000 habitantes, está en la seguridad. Esto genera un elemento disuasorio importante en cuanto a la autonomía de los menores en la movilidad escolar.

Por este motivo, el estudio indica que si bien a partir de los 8 años de edad los niños y niñas ya están capacitados para aprender el camino escolar, lo común es que estos empiecen a viajar de manera autónoma cuando comienzan los estudios de secundaria y la normativa al respecto la establece cada colegio.

El estudio destaca que es imprescindible potenciar acciones que favorezcan la responsabilidad de los menores desde edad temprana, de tal forma que les ayude a aproximarse a los derechos y deberes que tienen como ciudadanos en esta materia y, como consecuencia, esto les permita adquirir buenas prácticas para llegar a realizar el camino escolar de manera independiente. Para lograr este objetivo, Chávez recomienda realizar a diario la misma ruta para generar referencias y ganar en seguridad.

También, cuestiones elementales como hacer uso de los pasos peatonales y recordar la importancia de mirar a los dos lados. Y por último, reforzar la utilidad del teléfono móvil para casos de emergencia, llevar algo de dinero encima y no entablar conversaciones con extraños.

Entre las responsabilidades de las autoridades públicas se recomienda incorporar elementos que alerten sobre el tránsito habitual de menores a la vez que incentiven a extremar las precauciones a los diferentes usuarios de la vía; medidas de fomento en el uso del transporte público en los trayectos entre casa y el centro educativo; y el diseño y adaptación de sendas orientadas a caminos escolares.