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Puerto Premios Puertos de Las Palmas 2017

Romero: "Al principio teníamos que ir puerta por puerta explicando qué era el Puerto"

"Astican fue pionero en la búsqueda de plataformas petrolíferas para traerlas a La Luz", señala el exdirector de Astican

El exdirector de Astican, José Romero, con el Puerto de La Luz al fondo. TONY HERNÁNDEZ

¿Cómo acaba un ingeniero naval de Murcia en La Luz?

Vine a hacer las prácticas de milicias. Por mi profesión tuve un periodo de instrucción en la Escuela Naval de Marín, después estuve en un arsenal y luego debía ir a un destino, y el mío fue Las Palmas de Gran Canaria. Me mandaron aquí y ya vine casado. Cuando terminó el periodo pensábamos irnos, pero decidimos que aquí no se estaba tan mal y que nos quedaríamos un poco más de tiempo. En ese periodo, se acababa de terminar Astican y me ofrecieron un puesto de trabajo. Llegué en 1974; bromeando puedo decir que llevo aquí 43 años como provisional.

¿Cuáles son los primeros recuerdos que guarda del Puerto?

Afortunadamente, el Puerto de hoy no se parece en nada a lo que era en aquella época. Lo recuerdo bastante caótico, con mucho barco de pesca, muchas cosas no muy bien hechas y falta de medios por todos sitios. Mi proyección era ver el puerto a través del astillero, que se había hecho con una capacidad tremenda para varar barcos y era una explanada completamente vacía que había que empezar a llenar.

¿Cómo era Astican cuando usted se incorporó?

Yo entré en 1975. Astican venía de la Empresa Nacional Bazán, que daba trabajo a más de 1.000 personas porque no sólo se dedicaba a la reparación de barcos, sino a la obra industrial o civil. El Instituto Nacional de Industria (INI) decidió entonces crear un astillero para sustituir a las antiguas instalaciones y ahí se crea la empresa. Cuando yo llegué aún no estaba terminada completamente la instalación que ahora conocemos, aún faltaban algunas calles de varada. Nos encontramos con 170.000 metros cuadrados de espacio de los cuales más de 100.000 eran para varar barcos; y había que llenar aquello.

¿Cómo se hizo?

Como pudimos; pero lo hicimos. Fue algo muy bonito. En aquella época había mucho barco de pesca, pero el astillero era capaz de hacer más. No sólo barcos de pesca de 40 o 50 metros, sino una flota más importante. Entonces buscamos a los soviéticos, después vinieron los frigoríficos, los gaseros? Necesitábamos barcos con mayor cantidad de obra de la que normalmente había aquí.

¿Los cambios de flotas que ha experimentado el Puerto también se han dado en Astican?

Claro, el mercado de Astican es un reflejo del mercado al que ha ido accediendo el propio Puerto, aunque hay veces que ha sido al reves. En el tema de las plataformas, por ejemplo, Astican fue pionero en buscarlas, encontrarlas y traerlas aquí. Una cosa lleva a la otra; vienen a reparar y se dan cuenta de que hay un Puerto perfectamente preparado.

¿De qué forma se convence a alguien que no conoce La Luz de su capacidad?

Inicialmente era difícil. Los armadores son bastante desconfiados de entrada para meterse en cualquier sitio, como nos pasaría a cualquiera. Hay que ser muy competitivos en precio, no prometer lo que no se puede hacer y tratar de cumplir los plazos, la calidad y las exigencias del cliente a rajatabla. Hay que sudar la camiseta, pero también se crea un prestigio y, entonces, las cosas empiezan a salir solas. Desde hace tiempo se nos conoce y preguntan por Astican, pero al principio tocaba coger la maleta e ir puerta por puerta. Explicábamos que el astillero está muy bien situado geográficamente; algo que es muy fácil de vender, y además que tenía un clima estupendo para hacer cierto tipo de trabajos como limpiezas o pinturas.

¿Cómo fue el proceso de privatización y reconversión?

El INI decidió privatizar y vender Astican en 1989. En aquel momento aún no se había terminado el ajuste pero hubo un grupo que lo compró; y tengo que decir que fue una buena decisión. El INI me ofreció irme con el grupo, pero yo llevaba 15 años aquí, lo pensamos y dijimos "nos quedamos'". Fue una decisión de la que no me arrepiento.

¿Se notó el cambio?

Mi formación inicial me la dio el INI, que tenía unos medios estupendos para eso. Otra cosa era luego que eso se aplicara o no, pero la teoría era buenísima. Cuando el accionista pasa de público a privado te das cuenta de que hay un señor que como metas la pata es el que paga. En el caso del INI, tenía sus cosas buenas y sus cosas menos buenas, porque en aquella época, sobre todo en la de la reconversión, todas las decisiones estaban muy politizadas y yo estuve en la picota algún tiempo. Como no era político, ¿con quién había que meterse?, con el director. En cualquier caso, el cambio fue fácil, porque en la mentalidad del equipo del astillero nunca hubo una sensación de si éramos públicos o privados.

A la Astican privada le ha ido bien como empresa.

Sí, y hay que decirlo con la boca llena. Diez años después se privatizó otro astillero, Astander, que también estuvimos metidos ahí y que también les va muy bien. Hemos tenido nuestros momentos, porque los cambios no son fáciles y hay opiniones para todos los gustos. En los ajustes de personal siempre hemos procurado llegar a acuerdos. No quiero decir que no me haya equivocado en algunas cosas; claro que sí, pero siempre hubo la voluntad de negociar.

¿Cómo se ve el Puerto desde la distancia?

Creo que, en términos generales, está bastante bien. Me explico: es fundamental que los presidentes estén tiempo en el cargo y sepan del Puerto, y al presidente actual le pasa eso. Tenemos que darles tiempos para que aprendan lo que es el Puerto. En el caso de Luis Ibarra, estoy encantado de que siga, porque además ya ha cogido un peso específico, un conocimiento que creo que es lo deseable. Creo que es fundamental tener esa estabilidad, pero no solamente para el Puerto, sino para cualquier empresa.

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