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De Bilbao a La Luz en un carguero

El Puerto es lugar de partida o llegada para los viajeros que aún prefieren un modo de transporte olvidado

De Bilbao a La Luz en un carguero

Annabel Simms había querido ser pasajera en un buque carguero desde que leyó un relato de Somerset Maugham titulado Winter Cruise, así que en cuanto encontró la opción para ir desde Bilbao hasta Canarias a bordo de un barco portacontenedores no lo dudó. Los viajes en navíos de este tipo, que décadas atrás eran una de las formas más populares de transporte, parecen haber caído en el olvido de la gran mayoría, pero eso no quiere decir que hayan desaparecido. Algunas agencias se encargan de realizar las labores de intermediación entre viajeros y navieras y el Puerto de La Luz, enclave para el transporte mundial de mercancías, no es ajeno a estos periplos de aire romántico en los que se valora más el trayecto que el destino en sí.

Como muchos otros viajeros, Simms tuvo que bucear en internet hasta que dio con un intermediario que ofrecía este servicio. No fue fácil: hay pocas empresas que lo tengan -sobre todo en Alemania y el Reino Unido- aunque algunas páginas de Facebook sirven a los viajeros para crear comunidad e intercambiar información y consejos sobre rutas y precios. Tras cuatro travesías en carguero, Josep Luis Puyol creó una llamada con el nombre Viajar en barco mercante, que ya tiene más de 3.000 seguidores. "Estos viajes tienen mucho aliciente; es como vivir el mar de primera mano porque vas integrado con la tripulación", explica.

Simms, de hecho, visitaba cada noche el puente de mando para conversar con el capitán y en más de una ocasión compartió una cerveza con la tripulación. "Me trataron como una invitada de honor", asegura. Durante el día, para no molestar en las labores del barco, pasaba las horas dibujando, leyendo o pintando en una esquina de la cubierta, y cuando hacían escalas como la que le trajo a Gran Canaria bajaba del barco. "Visité la Casa de Colón y cené en un restaurante cerca del Puerto", recuerda, mientras asegura que siempre estaba acompañada por un agente o miembro de la tripulación.

El perfil del viajero que escoge buques mercantes, explica Puyol, es el de una persona de mediana edad como en el caso de Simms. También abundan las mujeres solas. Los precios para embarcar, que giran en torno a los 95 euros de media por persona y día, suelen echar para atrás a los jóvenes. En cualquier caso, el responsable de Viajar en barco mercante aclara que estas travesías "no pretenden competir con otros medios de transporte; aquí lo que importa es la experiencia".

A La Luz es posible llegar en carguero desde varios puntos de Europa. Puyol menciona el puerto de Hamburgo, desde el cual se tardan unos nueve días, pero también hay líneas que unen el Archipiélago con los puertos peninsulares de Alicante, Barcelona, Huelva o Bilbao.

Igual que al comprar un billete de avión o de barco, aquí también hay letra pequeña. Los intermediarios dejan claro en sus sitios web que ellos solo son mediadores y que hay elementos que podrían escapar a su control. Las rutas, por ejemplo, que pueden cambiar sin previo aviso si así lo requiere la logística del transporte de las mercancías, que al fin y al cabo es lo que hace que el barco viaje por el mundo. También advierten de que puede haber fluctuaciones en los horarios de salida o llegada motivados por la operativa portuaria, y en esos casos son los viajeros quienes deben hacerse cargo de los gastos de hotel derivados. Aunque estrictas, no resultan mucho más draconianas que las de algunas aerolíneas de bajo coste. Y aquí, además, la comida y la aventura en el mar están incluidas.

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