El colegio San Ignacio de Loyola y la tienda de aceite y vinagre conocida como El Palmero, en la calle Luis Millares esquina con Luis Botas, recibieron ayer el galardón de Vegueteros de Honor con motivo de las fiestas de la virgen del Rosario, que otorga la Asociación de Vecinos Barrio de Vegueta desde su fundación a una institución y a una personalidad o vecino destacado implicado con entorno.

El acto tuvo lugar en la plaza de Santo Domingo, centro neurálgico de estos días de fiesta que pregonó el pasado 23 de septiembre la exconcejala del Ayuntamiento, Nardy Barrios.

El director del colegio San Ignacio de Loyola, Víctor Prieto, fue el encargado de recibir el premio Veguetero de honor en nombre de la institución, que lleva cien años instalada en el barrio de Vegueta.

La compañía de Jesús se hizo cargo de la primera escuela de niños en la Isla en 1699, justo donde ahora se encuentra el Seminario. Pero debido a las expulsiones a las que estuvo sometida la compañía no sería hasta 1917 cuando se instaló de manera ininterrumpida en la capital. Primero en la calle López Botas y después en la calle Juan E. Doreste, donde se encuentra actualmente.

Horas antes del acto, el director comentó lo contentos que se sentían por la distinción dado que "el colegio ha estado y está muy unido al barrio, a los vecinos, y a que muchos alumnos han sido y son de aquí". "Nos alegra mucho", dijo.

Precisamente, con motivo del centenario del colegio, el próximo domingo, día 15, celebrarán una carrera solidaria por el barrio de 350, 3.000 y 7.000 metros de distancia, cuyos fondos irán destinados a la ONG Entreculturas.

Los fundadores de la tienda de aceite y vinagre, Andrés Rocha Mederos y su mujer Marilyn, no pudieron estar en el acto porque tuvieron un imprevisto familiar en La Palma, de donde son oriundos. Pero el presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Vegueta, Alejandro Peñafiel, fue el encargado de recordar a los asistentes al acto, que cerró el grupo folclórico Tabaiba, la importancia de este negocio para el barrio, que precisamente dijo adiós el 31 de diciembre del pasado año tras más de 40 años en activo.

La familia Rocha llegó a la capital en 1973 y se instaló en el local, que desde siempre fue un ultramarinos. Entre sus clientes más habituales, los niños del colegio Viera y Clavijo, que se encontraba frente al local. La tienda también era conocida por vender algún que otro producto de la isla bonita.

La tienda de aceite y vinagre era la última de su género que quedaba en Vegueta, donde antiguamente había una casi en cada esquina. Así lo recordaba ayer Peñafiel, quien señaló que este año no habían tenido ninguna dificultad para elegir a los premiados dado que era merecido por el centenario, en el caso del centro Loyola, y por el cierre de la tienda de aceite y vinagre, en el caso de la familia Rocha. "Estaba claro este año", aseveró.

El presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Vegueta comentaba antes del acto que el balance de las fiestas había sido positivo, "aunque la asignatura pendiente siempre es la romería. Este año vino menos gente, pero de este modo se mantiene también el carácter familiar y tradicional que queremos darle. Pero procuraremos hacer más difusión del evento el próximo año". De momento, la feria del coleccionista, que organizaron en colaboración con la Asociación de Coleccionista de Gáldar, tuvo tanto éxito que incluso el Ayuntamiento se plantea repetirla fuera del programa.

Fue lo que indicó Peñafiel, quien añadió que finalizadas las fiestas de la virgen del Rosario toca volver a trabajar en los temas que le preocupan a los vecinos del Vegueta. Uno de ellos es el asfaltado y mejora de aceras de la calle Doctor Chil. "La única del casco viejo que está aún sin adecentar", dijo Peñafiel, quien indicó que la petición junto a que la rodonalicen ya la tiene el Ayuntamiento sobre la mesa.