La pasarela canina que se celebró ayer por la mañana en la plaza del Pilar de Guanarteme con motivo de las fiestas del barrio se convirtió en un alegato contra el maltrato animal y a favor de la acogida de los canes para evitarles la estancia en la perrera. Y no solo por los mensajes que envío la locutora del acto al grupo de menores que se arremolinaron bajo la carpa de un stand, sino porque once de las trece mascotas que se presentaron al concurso pertenecían a una sola dueña que se dedica a recoger perros abandonados o maltratados para darlos posteriormente en acogida.

Bajo un sol de justicia y con cerca de una hora de retraso sobre el horario previsto se celebró el concurso canino, donde se otorgaban los premios al mejor vestuario, al más simpático, al más viejito y al más parecido a su dueño. No hubo jurado, ni asistentes al evento salvo un corrillo de chiquillos y algunos adultos que se acercaron a la carpa al escuchar el micrófono. A punto estuvo tampoco de no haber participantes ya que al mediodía, hora establecida para el concurso, solo había un perro inscrito.

Pero el boca a boca surgió efecto en esta barriada popular que está de fiestas hasta el próximo 15 de octubre y en una hora se logró concentrar a trece ejemplares: Linda, Sofí, Otto, Lucí, Pepa, Wilma,Kira, Linda, Trufa, Mirlo, Pita, Dulce y Nestí.

"Ella vive para ellos", comentaba Pepi González, vocal de la comisión de fiestas del Pilar de Guanarteme, al presentar a Otto, un gran perro de cinco años de color negro, y a su dueña Rosi Jiménez.

"Los ha rescatado, los da de comer, se gasta el dinero en ellos", comentaba como ejemplo de la generosidad de Rosi hacia las mascotas de casa, mientras animaba a los presentes a echarle una mano con el pienso o el agua.

"Los animalistas y las protectoras; yo soy animalista también porque todos mis perros son rescatados, decimos que hay que ir al albergue de Bañaderos para ver la cantidad de perritos y gatitos abandonados. La gestión no va muy bien, pensábamos que a partir de que el Cabildo se ha hecho cargo de él la cosa cambiaría. Esperamos que con las reuniones que se están teniendo entre el Cabildo y los ayuntamientos de toda la Isla la cosa mejore", indicó, mientras explicaba la importancia de concienciar a los niños "en el amor a los animales".

La adjudicación de los premios estuvo clara desde el principio al no haber demasiada competencia entre los propietarios. A Linda, una chiguagua que cumplirá el próximo día 22 de octubre dos años de vida, fue la ganadora al mejor can disfrazo. Le bastó un collar de flores rosas para llevarse el galardón.

Su dueña, Elisa Mederos, estaba encantada con el premio, que dijo era "como un regalo de Reyes" y, por supuesto, con su perra que le ha "devuelto la vida" después de veinte años sin tener un ejemplar en casa. "No me dio tiempo a hacerle otra ropa porque pensé que el concurso era la semana que viene", indicó la mujer, justificando que solo hubiera salido con una cinta "de Carnaval" al cuello.

Teresa San Luis salía también del evento contenta con el diploma que había obtenido su perrita Sofí "San Luis", aunque no tenía muy claro cuál había sido. Las risas le entraron cuando supo que el galardón era nada más y nada menos que el premio al perro más parecido a su dueño. Juzguen ustedes.

A las dos les une una bonita amistad desde hace poco tiempo. Sofí, que tiene dos años y que estaba en la perrera desde hace un mes tras ser abandonada en Telde, entró en la vida de Teresa hace tan solo tres meses. "Siempre he tenido perros grandes pero al venirnos a Las Palmas se nos murió el último y ya dijimos que no, pero mi marido se ha enfermado y la he cogido para que me dé cariño".

Teresa no tuvo que ir a la perrera a buscarla ya se la trajo uno de los voluntarios animalistas, vacunada y con su chip incorporado. "Quería evitar ir a la perrera porque me da mucha pena", dijo la mujer, quien añadió que su relación con la perrita "es maravillosa".

"Está enamorada de mi, y yo de ella", comentaba sonriente, mientras señalaba el cariño que le está dando. La perrita, un tanto asustada por el jaleo de niños y de perros, se tranquilizaba con las caricias de Teresa. "Es que todavía está asustada", refiriéndose al abandono que ha experimentado el can. "Todas las noches se acuesta en mi cama. Me encanta que esté conmigo, así que la limpio todas las noches porque sé que se va a subir", añadía.

Rosi Jiménez y sus perros Otto, Nesqui y Pita se llevaron los premios al más simpático, al más viejito y al más joven, respectivamente. La mujer, que vive para y por los perros, recoge a los que se encuentran abandonados o maltratados en la calle, fincas, barrancos, e incluso de la perrera. Los cuida y los da cariño para que puedan ser luego adoptados o acogidos por alguna familia. Tal es el caso de algunos de los ejemplares que trajo ayer al concurso -Dulce, Pita, Trufa y Otto- a los que se buscaba compañeros de viaje. "Todos son maravillosos, merecen totalmente la lucha; estoy dedicada a ellos porque son muy agradecidos y no tienen maldad". Así justificaba su altruismo.

Las historias de los tres ganadores son desgarradoras. A Otto se lo encontraron atado en corto y con un candado en el cuello. "Desde pequeñito estaba así; cinco años o más". A Pita, encerrado en un cuarto de labranza, entre basuras y sin agua, ni alimentos. A Nesqui se la sacó de la perrera tras dar a luz y haber muerto todos sus perritos por la tos de la perrera -Traqueobronquitis Infecciosa Canina-, una enfermedad vírica que suele darse en estos centros al haber concentración de canes.