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La reforma de Barceló recupera el Santa Catalina que diseñó Miguel Martín

El futuro gestor plantea derribar la fachada trasera del hotel para hacer galerías con terrazas

La propuesta de reforma del hotel Santa Catalina que plantea la cadena Barceló, ganadora virtual de la concesión al alcanzar la mayor puntuación tanto en la parte económica como en la técnica, es la más respetuosa -de todas las que se presentaron al concurso- con el emblemático inmueble que proyectó a mediados del siglo pasado el arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre. De hecho, plantea eliminar las edificaciones que se han ido añadiendo, como la denominada pagoda china, como se llama al restaurante del antiguo casino, que está en el extremo sur del inmueble. También se eliminará el paredón que separa la fachada trasera del hotel de los jardines del parque Doramas y, a falta de que todas las propuestas se plasmen en un proyecto técnico, el futuro concesionario se propone respetar todo el mobiliario y las carpinterías que forman parte de la decoración, tal y como las concibió Miguel Martín.

Los miembros del consejo de evaluación han valorado en la propuesta de rehabilitación la supresión de los añadidos y la idea de recuperar en todo lo que sea posible el edificio que concibió el arquitecto, aunque la necesidad de modificar las habitaciones y adaptarlas a los estándares actuales obligará a realizar una profunda transformación para que cumplan con las exigencias de un hotel de cinco estrellas de gran lujo.

El nuevo arrendatario del hotel, cuya concesión será adjudicada formalmente el próximo lunes, ha ofrecido una inversión de 24,5 millones para hacer frente a la profunda reforma que precisa el hotel y que incluye, además de la ampliación de las cerca de 200 habitaciones, doce menos de la que hay ahora. La entrada del Salón Palmeras, situado detrás del salón Arencibia, será reducida en un tercio para recuperar la fachada inicial de la zona norte que tenía el edificio. El techo de chapa metálica será sustituido por una cubierta de hormigón, donde se instalará un jardín. La eliminación del restaurante del Casino, una pieza hexagonal que da al Pueblo Canario, permite ganar más espacio para los jardines y ensanchar el acceso, ya que el añadido estrecha el paso. La trasera del hotel, que ahora presenta la imagen de un paredón, el que fue añadido por el Ayuntamiento al edificio original para separarlo del parque, será derribada y se recuperará la conexión inicial con el parque Doramas, con una especie de galería corrida, similar a los porches que hay a lo largo de la fachada principal y mediante la apertura de los patios interiores del hotel que dan a esa zona. Las cubiertas industriales de estos patios desaparecerán y se intentará devolver a la parte trasera una imagen similar a la de la fachada principal, con terrazas. Se añadirán otros dos ascensores, algunos de los cuales tendrán conexión directa con el Salón García Escámez. Las instalaciones de los clubs de natación y de tenis, que el Ayuntamiento introdujo en las propuestas de mejora para intentar que su traslado a otro lugar fuera costeada por la nueva concesionaria, se mantienen igual que ahora porque la ganadora no ha presentado ninguna propuesta en relación con esta actuación.

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