No se llegó a pedir la creación de una Consejería del Mar en el Gobierno de Canarias siguiendo el modelo impulsado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria bajo el mismo nombre, pero tampoco se quedó lejos. El sector náutico del archipiélago, representado por voces empresariales, institucionales y de la Administración pública, se reunió ayer por primera vez en el Real Club Náutico de Las Palmas de Gran Canaria bajo el auspicio del Clúster Marítimo de Canarias, que les había convocado en el marco del proyecto Clustering, incluido en el programa Interreg-MAC 2014-2020.

Era la primera vez en la que esta mesa de trabajo se reunía tras la elaboración de un diagnóstico sobre la situación del sector náutico del Archipiélago cuya elaboración ha tenido ocupados a los principales actores del sector durante meses. El objetivo de esta reunión -y de la que hoy mantendrán en Santa Cruz de Tenerife- es ahondar en líneas de actuación y gestión que les permitan desarrollar modelos que seguir a través de proyectos y propuestas concretas que se irán fraguando en sucesivos encuentros. El objetivo final del colectivo pasa por tener un plan de internacionalización del sector que pueda estar concluido a finales de 2018 o mediados del siguiente año.

A la mesa de trabajo -en realidad, un círculo de sillas que ayudó a que la comunicación fuera más fluida entre los participantes- acudieron empresarios junto a representantes del Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de la capital, la Autoridad Portuaria y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, además de varios puertos deportivos privados y otras entidades del sector. Analizaron entre otros puntos las potencialidades del sector -el efecto multiplicador en el empleo, que puede llegar a sextuplicar el cálculo inicial- y las fortalezas del Archipiélago, como sus 1.583 de costa o las excelentes condiciones climáticas que permiten desarrollar las actividades náuticas sin altibajos por estacionalidad.

El foco se puso también en las debilidades del sector. La capacidad insuficiente de amarres -sobre todo durante la temporada invernal-, el abandono de embarcaciones y el alto coste de los cánones fueron algunos de los señalados, aunque también se destacó la falta de armonización legislativa y la lentitud de la Administración en la tramitación de concesiones. Algunas voces criticaron que a pesar de todo el litoral con el que cuenta el Archipiélago su accesibilidad real es muy limitada y otras mencionaron la Concejalía de Ciudad de Mar de Las Palmas de Gran Canaria como un modelo que puede ser aplicado por otras administraciones, al haber creado "un pacto por el mar y un plan estratégico".

Entre las propuestas de acción que se pusieron en común se encuentran el aumento de las infraestructuras, la homogeneización de los estándares de calidad y el fomento de la cultura de mar entre la ciudadanía. Los futuros encuentros servirán para profundizar en estas iniciativas y encontrar la forma de llevarlas a cabo.