La Audiencia de Las Palmas ha impuesto dos años de cárcel a los inquilinos de un apartamento del Astoria que vendían droga desde la habitación 330 del conflictivo edificio capitalino.

El juicio, que se celebró ayer en la Ciudad de la Justicia, cogió por sorpresa a los dos acusados: ni Cristo Jesús Quevedo Socorro ni Irina Páez Suárez se esperaban la presencia de los medios de comunicación, entre otras razones por la escasa droga intervenida en la operación policial, que se saldó en 2014 con 0,43 gramos de heroína; 0,1 de cocaína; otros 0,06 gramos de la misma sustancia; 13,26 de hachís, y otros 0,3 gramos de crack.

Pero el Astoria está de moda por su oscuro pasado vinculado al trapicheo de drogas, con toxicómanos que se acercan a los parterres a recoger la dosis lanzada desde la ventana o peleas frecuentes en los alrededores de la calle Pelayo. De ahí la presencia de las televisiones y los demás medios de comunicación, sobre todo tras la campaña emprendida por un grupo de vecinos para tratar de erradicar el menudeo de droga en esa zona de Guanarteme.

La Fiscalía de Las Palmas solicitaba al inicio del juicio cuatro años de cárcel para Cristo Quevedo e Irina Páez, ambos vecinos de la capital grancanaria, pero los dos reconocieron su responsabilidad penal y la fiscal bajó hasta los dos años de prisión, tras negociar una sentencia de conformidad con las defensas y renunciar a la práctica de la prueba.

La Sección Segunda de la Audiencia de Las Palmas, de viva voz, impuso a los acusados los dos años de reclusión acordados, así como una multa de 600 euros para cada uno, según el fallo hecho público por la magistrada Pilar Parejo. Páez no entrará en prisión porque carece de antecedentes penales, pero Quevedo sí porque arrastra una condena de un año de cárcel por maltratar a su pareja.

Ambos trapicheaban con heroína, cocaína y hachís en la habitación 330 de los apartamentos Astoria, un foco de delincuencia que perdura en la ciudad desde la década de los ochenta, con campañas vecinales este último año para denunciar públicamente que ahí, a dos pasos de Las Canteras, hay abierto un supermercado de crack y de heroína todos los días de la semana.

La semana pasada, sin ir más lejos, dos residentes cortaron la calle Fernando Guanarteme al grito de "aquí se vende droga". En total hay seis pisos, entre la segunda y la tercera planta, desde los cuales se trapichea, según las denuncias vecinales. También han pegado pasquines en las faroles y demás mobiliario público.

El corte del tráfico causó un gran alboroto en la ciudad y en las redes sociales, pero el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria asegura que se trata de un problema de orden público y que no puede hacer nada para erradicar el menudeo de droga, pues la competencia le corresponde a la Delegación del Gobierno en Canarias y al Cuerpo Nacional de Policía.

A los acusados se les intervino, además de esas pequeñas cantidades de droga, diez móviles, un portátil, una báscula de precisión y casi 600 euros, según los hechos declarados probados.