Ciento trece segundos, menos de lo que se tarda en cantar la versión completa de La Marsellesa: tras casi 10 días de competición, ese escaso tiempo es el que ha separado a los franceses Ian Lipinski y Arthur Léopold Léger, primer y segundo clasificados en la primera etapa de la Mini Transat, que por primera vez en la historia recala en Las Palmas de Gran Canaria. El final de esta primera fase fue de infarto para los dos regatistas, que a solo dos millas de la línea de meta de la capital aún se disputaban el oro en una ajustada competición.

"Fue esta mañana cuando a través de la emisora supe que estaba venciendo la regata", relataba un todavía emocionado Lipinski poco después de llegar al pantalán del Muelle Deportivo a bordo de su Griffon.fr, con el que logró completar la primera etapa en un tiempo de nueve días, 23 horas, 22 minutos y 12 segundos. Aún le costaba creer que la gesta hubiera sido posible, y eso que acababa de tener un recibimiento triunfal.

En descenso desde La Isleta, el pequeño bote de Lipinski había asomado por el extremo sur del muelle Reina Sofía con su velamen de intenso azul a las 14.15 horas. Faltaban sólo siete minutos para que cruzara la línea oficial de meta y confirmara que, tras vencer en 2015 con un barco de serie, el cambio a un prototipo no le ha supuesto perder capacidad de victoria. En la Mini Transat estos dos tipos de nave (se podría establecer una equivalencia diciendo que los primeros son como los coches de rallies y los segundos como vehículos de F1) no compiten entre ellas.

A partir de entonces comenzó un paseo triunfal por la bocana del puerto acompañado de otros veleros. El periplo concluyó 20 minutos más tarde, cuando remolcado por una lancha neumática accedió al nuevo pantalán ubicado en la zona de vela latina canaria del Muelle Deportivo al ritmo del tema Blackbird, de The Beatles, mientras el público presente le aplaudía y gritaba "¡Bravo!" sin cesar.

Lipinski tiene claro lo que hará en estos casi 20 días que le quedan en Las Palmas de Gran Canaria antes de que comience la segunda etapa: "Descansar, comprobar que todo está bien en la embarcación y tener un poco de diversión". Ayer no hizo falta demasiado tiempo para comprobarlo: no tardó ni un segundo en descorchar la botella de cava que le brindó la organización, darle un trago, rociarla entre los presentes y zambullirse en las aguas del Muelle Deportivo agarrando de paso al segundo clasificado, que se apuntó encantado al chapuzón a pesar de que la victoria se le acababa de escapar entre los dedos.

En realidad a Léger le daba igual no haberse hecho con el oro, porque su segundo puesto le sabía a victoria. "El primer día de la regata me informaron de que estaba en la décima posición 16 millas por detrás de Ian, así que decidí no fijarme más en la clasificación hasta hoy, cuando de repente me he dado cuenta de que estaba en segunda posición", contaba con cierta emoción una vez en el Muelle Deportivo.

Durante todo ese tiempo en el que pensaba que era uno de los últimos cambió su estrategia: "Decidí echar el resto, volcando todas mis fuerzas en la regata y durmiendo lo menos posible". La sorpresa llegó ayer mismo, cuando poco después de cruzar la meta se dio cuenta de que quien estaba a su lado era el mismo regatista que días atrás le aventajaba en varias millas. No cabía duda: el segundo puesto era suya.

En alta mar no todo ha sido competición: el periplo desde el puerto francés de La Rochelle, de donde partió la regata a comienzos de este mes, ha estado repleto de momentos inolvidables que los regatistas han podido vivir con la intensidad que aporta la soledad en medio del océano. Léger menciona sus favoritos: "He podido ver peces, ballenas, salidas de luna fascinantes, puestas de sol o amaneceres. Para él, sin embargo, estas semanas antes de la segunda etapa no serán de relax: tiene que regresar urgentemente a Francia para atender asuntos laborales, aunque asegura que estará de retorno a tiempo para embarcarse rumbo a Martinica, hacia donde partirán los regatistas el 1 de noviembre.

Lipinski y Léger fueron los dos grandes adelantados de la clasificación de prototipos en la primera etapa de la regata, aunque durante la tarde arribó a Las Palmas de Gran Canaria el primero de los botes de serie, el Shaman - Banque du Léman de Valentin Gautier. A lo largo de la noche estaba prevista la llegada de los siguientes clasificados en las dos categorías de la Mini Transat. Ninguno de ellos es alguno de los seis competidores españoles que participan en esta edición. Durante los próximos días continuarán apareciendo los regatistas, ya que algunos de ellos aún se encuentran en las cercanías del archipiélago de Madeira y las condiciones del tiempo no facilitan su pronta llegada.

A todos les espera en la ciudad una agenda de actividades en la que hay desde un taller de iniciación a la vela latina canaria hasta encuentros con alumnos universitarios y de Educación Primaria. Además, el día 28 se celebrará una etapa prólogo en la bahía.