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Entrevista a Daniel Mesa

"Ahora mismo a la situación política española no le veo la gracia"

"Los payasos tenemos que vender que no somos mentira, que existimos y que somos reales", explica Totó el payaso

"Ahora mismo a la situación política española no le veo la gracia"

¿Cómo surge este proyecto?

Está dentro de la gira con la que llevo todo el año - Gira con dos narices- y que en verano cogió más fuerza con los festivales nacionales e internacionales en que me muevo con el espectáculo Totó, un payaso viajero, con el que me voy a China y con el que estaré en el Teatro Guiniguada el 29 de octubre. He estado en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Portugal y a partir de ahí, surge el contacto de la internacionalización del proyecto y el contacto con el Instituto Cervantes de China. Así que me voy a China a trabajar en español, que si lo intentas no te sale porque el espectáculo que llevo es el mismo que presentaré en octubre. Cuento con el apoyo en cuanto a traslados con el Gobierno de Canarias y del programa Cultura en red, del que he formado parte varias veces.

¿El espectáculo está abierto al público, en general?

Sí; tendremos un día maratoniano el sábado. Empiezo con un espectáculo abierto en el Auditorio del Instituto Cervantes por la mañana; luego, por la tarde, imparto un taller para las familias: Juguemos a ser payasos. Y, algo más tarde, aprovechando mi estancia, la Escuela de Teatro del instituto solicitó que les impartiera una formación clown para chinos (ríe).

Decía que el humor es universal pero ¿lo es, realmente?

No, el humor en sí es cultural. Si que es cierto que, más allá del humor, he descubierto que los espectáculos de Totó funcionan porque hay un gesto que es totalmente universal y humano que es la sonrisa. Y eso no entiende de idiomas, ni de banderas, ni razas. Normalmente no tengo grandes problemas idiomáticos. De hecho, Guau, que es el espectáculo con el que estuve en Portugal, es un formato que no tiene texto pero funciona. Sí tiene idioma, pero es propio: guau (ríe).

¿Pero no hay que hacer cambios cuando se va a otro país?

Sí; con el espectáculo Totó viajero hay que adaptarse a la cultura y a la sociedad. Incluso a pautas de comportamiento, de miradas, si se tocan; si no, si participan niños.

¿Y ha preparado algo concreto para China?

Dentro de lo que cabe, está más europeizada que hace tiempo. Y, por lo que me he informado, en estructura familiar es muy parecido a aquí. Los niños están muy metidos en actividades culturales. Creo que, en principio, siendo un español no tendré grandes dificultades.

Trabaja en la calle y sobre las tablas ¿en qué escenario se encuentra más cómodo?

En los dos; no podría elegir. La calle te da cosas que no te da el escenario, y viceversa. Para un payaso, la calle ofrece más improvisación. Suceden cosas que no manejas y todo eso es una herramienta. Suenan las campanas de una iglesia, pasa una ambulancia y señores a los que tienes que captar la atención. Hay más frescura porque ocurren cosas que tu no manejas. La sala te da un respeto. La gente acude a verte premeditadamente, se crea otro ambiente y los espectáculos funcionan de otra manera. Por ejemplo, Totó, un payaso viajero, tiene un formato de sala y otro de calle. La sala nos permite recursos de atrezo, escenografía. El día 29, cuando estemos aquí, el espectáculo puede ser más tierno, más poético, porque el teatro te permite eso. También hacer cameo con el público porque ya sabes que la tienes garantizada, está más predispuesta e incluso el espectáculo puede ser más potente. En la calle, tienes que ganarte a ese público que está transitando.

¿Está preparando algo nuevo?

Sí. Después de quince años de oficio, el 29 de octubre es la primera vez que pisaré el Guiniguada con ese veto que hemos tenido los canarios en Canarias (ríe). A Totó le quedan dos o tres comunidades de España y no había actuado nunca aquí. Esa es la noticia, Totó, ¡por fin¡, llega al Teatro Guiniguada. Es importante que me vaya a China pero lo importante es que después de nacer en Tenerife y llevar casi 16 años viviendo en Gran Canaria, por primera vez, el público grancanario me va a tener en un teatro.

¿Por qué ese veto?

Es la magia esa que existe (ríe) de ser profeta en tu tierra. Creo que va por ahí; humildemente nunca me lo había llegado a plantear. Empecé en el 200-01 y estamos en 2017 y el 29 de octubre piso por primera vez estas tablas con un espectáculo que lleva diez años girando y que este verano ha hecho 6.000 kilómetros.

¿Pero había presentado aquí su propuesta?

Sí. Ahora con el nuevo cambio de dirección del teatro se le da una nuevo enfoque al Guiniguada y se potencia que la cultura y los artistas canarios tengamos un espacio.

Pero hay artistas que siempre han estado

Sí, pero incluso los que siempre están es de forma minoritaria. Ahora miras la cartelera y ves que durante todo el mes hay compañías canarias. El humor, el payaso, nunca ha estado programado (ríe). Es una lucha constante por dignificar el oficio. El payaso y el circo siempre se han llevado muy bien, pero fuera del circo siempre es difícil ver una buena propuesta escénica en clave clown. No soy programador y no decido quién entra en sala o no, pero si que es cierto que ser payaso y estar en sala requiere de un espectáculo para estar ahí. No todo espectáculo de clown puede tener ese espacio. El día 29 lanzo 50 minutos de espectáculo familiar, donde no solo se ríen los niños, sino también los adultos. Venimos además con una apuesta totalmente novedosa: habrá merchandising, fotocall, meal and drink, nos podremos sacar fotos con Totó el payaso.

Viene a lo grande

Sí, porque en 2018 ya se esta organizando una gira nacional y la idea, viendo la oportunidad que se me brinda en el Teatro Guiniguada, es poner en tu casa y en tu tierra no solo una buena propuesta escénica, sino que la familia disfrute al venir al teatro. Desde que lleguen, habrá cosas en la puerta, azafatas, se repartirán programas de mano, habrá patrocinadores. Cuando termine el espectáculo, podrán conocer a Totó y fotografiarse con él.

¿No quitará la magia que se esconde tras un payaso?

No. Los payasos tenemos que vender que no somos mentira, que existimos y que la figura del payaso contemporáneo en la sociedad en la que nos movemos es real. Ya se han quitado esos maquillajes excesivos, esas pelucas, esas voces estridentes que hoy en día no funcionarían. Hubo una época en que sí pero, ahora mismo, el publico, con la era en la que estamos viviendo, lo que quiere es verte de verdad, ver que eres de carne y hueso. No pierdes la magia porque está siempre la nariz y soy fiel defensor de su uso como una máscara. Pero el público no es tonto, sabe que es Totó el payaso, que existe, y que tiene su personalidad. Está guay porque también rompes grandes miedos que han existido siempre sobre su figura, como un ser rarísimo. Es guay que en un niño de tres años acabe el espectáculo, te abrace y te diga que se lo ha pasado muy bien.

¿Ya ha experimentado eso?

Sí. Hay mucho público que incluso te espera precisamente por eso. Me encanta recibir a mayores de 50 años que me dicen: Hacía años que no me reía tanto con un espectáculo de payaso. E incluso lo defienden diciéndote: es un espectáculo de payaso, payaso. Y está guay porque el clown ha estado metido en el circo y muchos payasos han tirado de espectaculares números de magia, malabares, acrobacias. Yo soy payaso y todo lo que hago me sale mal, y eso gusta.

¿Qué balance hace de estos quince años?

Todo madura; los payasos también. Hay un gran payaso que ahora no sabría decirte el nombre que gasta la broma de que cuanto te mueres eres un gran payaso. Llevo quince años y veo que se me van abriendo puertas que antes no se me abrían. Además, haciendo lo mismo, veo que la versión también está mejorada pero sin perder la esencia de Totó. Sigue siendo un aventurero travieso desde que empecé cuando tenía 15 años en los Salesianos. Pero ha pasado el tiempo y aprendes; aprendes a manejar muchas más situaciones. Los payasos tenemos que estar muy conectados con la realidad por que si no no funcionaríamos. Si te quedas anclado en tu propuesta no conectarás con el público porque éste ya no demanda eso que tú haces, tampoco el espectáculo, y te puedes ir a lo que yo defino que es ser un actor. Los payasos sin el público no somos nada y, como en todo oficio, vas aprendiendo y desaprendiendo cosas, pero esto es una carrera de fondo donde tienes que estar en continuo aprendizaje. Los niños de hoy en día no tienen las mismas ilusiones y expectativas que hace quince años. Sí que comparten grandes cosas: la infancia y los valores que siempre han fomentado los payasos. Pero hay que ir puliéndolo un poquito, hay que ser un payaso 2.0.

Siguiendo la actualidad, ¿hay algo de humor en todo lo que está ocurriendo en Cataluña?

¡Uff¡ Ahora mismo la situación es muy complicada. La línea del humor es muy fina y nos podemos ir a definiciones de un clown. Ahora mismo, a la situación política española no le veo la gracia.

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