La Audiencia de Las Palmas ha impuesto la pena máxima por el delito de homicidio al joven que mató a su madre a navajazos en un piso de la calle León y Castillo. Gabriel Fajardo Martín deberá cumplir 15 años de cárcel, según la sentencia dictada por el magistrado Secundino Alemán.

El juicio se celebró a mediados de este mes en la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria. Tras tres sesiones presididas por Secundino Alemán, el jurado popular declaró culpable a Fajardo, de 21 años, con las agravantes de parentesco y de abuso de superioridad, motivo por el que la fiscal Cecilia Acebal solicitó la pena máxima. El juez entiende que debe imponer ese castigo por la gravedad de los hechos y la manera en la que el hijo atacó a su madre, valiéndose de su mayor fuerza física y de una navaja.

Los hechos ocurrieron el 26 de octubre del año pasado en un piso de la calle León y Castillo, donde la madre de Fajardo, tras salir de una depresión y superar problemas con la bebida, compartía piso con otra mujer. Ese día, como en ocasiones anteriores, su hijo fue a visitarla, pero discutieron por motivos económicos y el joven le asestó 13 navajazos.

Gabriel Fajardo agarró con fuerza del cuello a su madre y la apuñaló en la habitación de alquiler en la que vivía. La discusión surgió al enfadarse la mujer porque su hijo le había mentido sobre los ahorros que tenía en la cuenta corriente. Esa, al menos, es la explicación que el acusado dio en la vista oral como desencadenante del homicidio, aunque no quiso explicar la razón exacta por la que cometió el crimen.

El joven clavó la navaja a su madre en el pecho, la cabeza, el cuello y la espalda. Luego, al verla agonizar, llamó al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad del Gobierno de Canarias (Cecoes), con la finalidad de seguir las instrucciones que le daban para evitar que se desangrara. La mujer falleció finalmente en el hospital por ese motivo.

Fajardo, tras telefonear al Cecoes, trató de ocultar su responsabilidad en los hechos, pues en un primer momento negó la autoría del crimen y luego le pidió a su madre que se autoinculpara para salvarse él. Esa llamada quedó grabada y ha sido una de las pruebas de cargos usadas por la fiscal para formular la acusación.

Esa mañana del 26 de octubre, el acusado fue a ver a su madre para acompañarla al médico, tal y como hacía otras veces. Los padres de Fajardo estaban separados y él vivía con una de sus tías en el municipio de Telde. Se había mudado desde el sur de la Isla para poder asistir a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, aunque llevaba un año sin ir a las clases. Quería estudiar ingeniería, pero se quedó sin beca debido a un cambio de carrera, según su declaración en el juicio.

El jurado, además de probar el homicidio con abuso de superioridad, ha rechazado la tramitación del indulto y la suspensión de la ejecución de la pena. De ahí que Fajardo deba cumplir esos 15 años de prisión. El acusado adelantó en el juicio que aceptaba el castigo, al tiempo que pidió perdón a su familia. Su abogado se limitó a reclamar el castigo más benévolo posible.

Varios parientes de la fallecida acudieron a la vista oral, pero abandonaron la sala al reproducirse la llamada de Fajardo y constatar la crudeza de esos momentos, con los quejidos de la víctima de fondo y las instrucciones por teléfono del Cecoes para intentar que la víctima no se desangrara.

El joven sostuvo en el juicio que su madre le quería y quiso asumir la responsabilidad de los hechos para que él no fuera a la cárcel, pero la llamada acredita más bien lo contrario, esto es, que Fajardo aprovechó la confusión para pedirle a su progenitora que se inculpara. "Mami, di que has sido tú", recoge la grabación.

La fiscal no formuló acusación por asesinato al existir dudas sobre si el joven inició el ataque contra su madre por la espalda. Uno de los forenses judiciales se decantó por esta posibilidad, pero el acusado dijo desde el principio que llevaba la navaja en le mochila y fue su madre la que la sacó. Luego se la arrebató y la mató.