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Descargas eléctricas en la Policía Local

Agentes de la capital recibieron un curso para aprender a utilizar un taser, un arma eléctrica

El instructor valenciano Pedro Gil durante la jornada de formación, con un taser en la mano. JUAN CASTRO

El agente saca el arma, anuncia su acción y apunta con el láser y el presunto delincuente grita al instante "taser no, taser no". Se trata de una reacción cada vez más común en muchas actuaciones policiales de España. Los agentes de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria recibieron la semana pasada una jornada de formación para aprender a utilizar un taser, o lo que es lo mismo, un arma de electrochoque. Este tipo de dispositivo no letal logra incapacitar a una persona durante un tiempo a través de una descarga eléctrica. De esta manera se reducen a cero las heridas frente a los daños irreversibles que provocan las armas de fuego.

Aunque en Canarias suena algo extraño, el uso del taser está en expansión en otras comunidades autónomas, las nulas secuelas que deja en los presuntos delincuentes es una buena razón. Dos agentes del cuerpo local de Valencia impartieron la formación en calidad de instructores en el Club Natación Metropole. Una acción que han estado llevando a cabo en distintos municipios de la geografía española en los últimos meses.

Varios agentes pudieron sentir en sus carnes la sensación de recibir una descarga con este aparato. Cada taser tiene un láser para apuntar el lugar donde se quiera disparar. El gatillo, en cambio, efectúa la descarga eléctrica sobre el objetivo, con cinco segundos de duración. Con una potencia de 50.000 voltios y 0,01 amperios, el aparato logra paralizar la musculatura del receptor.

"No deja secuelas, ni efectos secundarios, el sujeto se recupera rápido de la descarga", recalcan los instructores Pedro Gil y Gonzalo Quintana durante la jornada. Aún así, su disparo provoca un dolor agudo durante los cinco segundos de la descarga.

No obstante, su popularidad es consecuencia de su capacidad para no dejar lesiones. "Sus detractores hablaban de los efectos sobre el corazón, pero los amperios que utiliza no son letales; para hacernos una idea, los enchufes de casa tienen unos cinco amperios, y esos sí te pueden matar", indicó Quintana.

A la hora de disparar, la distancia aconsejable para hacerlo efectivo está en unos cuatro metros; cuanto más lejos, habrá más posibilidades de fallar. Es importante saber que para ser más certeros la descarga debe recaer sobre grupos musculares grandes, ya sea cintura o pecho, por ejemplo.

Durante el curso se expusieron ejemplos de casos de actuaciones policiales en España donde el uso de armas de fuego provocó daños irreversibles, incluso la muerte, a los presuntos delincuentes o a terceros. En la mayoría de ellos, de haberse utilizado el taser, esas consecuencias no se habrían producido.

Los mayores riesgos del taser radican en la caída del individuo tras ser paralizado. La electricidad afecta a los músculos, entonces, el presunto infractor se desploma. Por este motivo es aconsejable que los agentes trabajen en pareja, de tal manera que el otro pueda sujetar al herido, evitando así males mayores.

El dispositivo también puede registrar todo tipo de movimientos y acciones. Almacena, de manera encriptada, conversaciones e imágenes. Esta función tiene gran utilidad a la hora de aclarar ciertas situaciones. Si un presunto delincuente denuncia que le han disparado más de cinco segundos o varias veces repetidas, un juez puede saber si tiene razón o no. "Se tiene que tener cuidado incluso con lo que hablas, porque graba todo, no es un juguete y hay que saber usarlo", señaló el instructor.

El uso del taser puede ser sustituto de un arma de fuego en situaciones concretas. "Cada uno tiene su utilidad, dependiendo del caso", explicó Gil. "El taser no sustituye a las pistolas", dejó claro el instructor. Por tanto, se debe tener en cuenta el grado de peligrosidad y las circunstancias de cada actuación para saber qué emplear en ese instante.

El cuerpo de la Policía Local de la capital grancanaria tiene previsto incluir en los próximos meses el uso de estas armas no letales. La mayoría de veces que los agentes valencianos han escuchado "taser no" en sus respectivos destinos ha sido por parte de ciudadanos de otras nacionalidades.

Este curso ha sido una iniciativa del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos. "Hemos querido anticiparnos al Ayuntamiento, tenemos claro que esto no es un juguete, se trata de una tecnología compleja que hay que saber utilizar, por lo que hay que tener una formación adecuada", señaló Jesús Quiroga, representante del sindicato en el cuerpo capitalino.

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