Las matemáticas quedaron ayer huérfanas con el fallecimiento de Antonio Bueno Ramos, quien fuera profesor en las Teresianas y el Claret, a los 92 años. Murió de causas naturales en su hogar en Las Palmas de Gran Canaria, donde nació el 30 de octubre de 1925. Antonio Bueno creció en el barrio de Vegueta, en la calle de Los Moriscos, y siempre tuvo algo especial con los números y el fútbol.

Su hijo, Antonio Juan Bueno, recuerda que su padre comenzó a dar clases en el instituto público de Tenoya "con ventipocos, cuando todavía era aparejador". Se le dio tan bien la docencia, la cual siguió estudiando, que después dejaría su trabajo como aparejador para ser profesor. "Hace poco le hicieron un homenaje en Tenoya, con la típicas pelotas de fútbol hechas de trapo con las que solían jugar cuando eran jóvenes", señala su hijo.

Antonio Bueno era un apasionado del fútbol. Lo estudiaba, lo observaba y le gustaba perfeccionarlo, como con las matemáticas. Jugó de defensa en 1950 en el equipo de Telde, mientras su hermano, Yayo Bueno, era defensa y capitán del equipo de la UD Las Palmas que logró el primer ascenso a primera división.

Pese a que podía haber logrado más dinero como aparejador decidió el mundo educativo. "Y eso que podía haber hecho dinero con la expansión en el Sur", detalla su hijo. Antonio Bueno fue profesor de matemáticas en las Teresianas y el Claret, hasta que se retiró cuando cumplió los setenta. "Era un apasionado", asegura, "iba al colegio por la mañana de ocho a dos, venía a casa a comer y luego daba clases particulares por las tardes, a veces no volvía hasta las diez", añade su hijo, quien recuerda una infancia entrañable gracias a los esfuerzos de su familia.

"Éramos cuatro, y mis padres nos lo dieron todo, educación, cultura...", rememora. Antonio Bueno siempre quiso lo mejor para la Isla. "Era un apasionado de Gran Canaria, cuando salía a la Península y le decían que era canario, él respondía: con el Gran delante", asegura.

Otra de sus pasiones era la pesca. Antonio Bueno conocía bien toda la costa del Norte. "Pasaba días enteros escondido en alguna cala pescando con sus amigos y siempre tría pescado fresco", señala. Según su hijo, conocía tan bien la costa, que cuando Alberto Manrique de Lara quiso pintar acuarelas de los paisajes del norte acudió a Antonio Bueno para que le llevara a los sitios más bonitos y recónditos. "Tenemos una acuarela dedicada del pintor de esa época", explica Antonio Juan Bueno.

Ingeniero

El cuerpo de Antonio Bueno permanecerá en el tanatorio de San Miguel de la capital grancanaria hasta hoy lunes, que será enterrado en el cementerio de San Lázaro a las 12:00 horas. Su funeral será el viernes en las Teresianas. "Durante todo el domingo hemos recibido el pésame de muchos de sus alumnos, ya que enseñó matemáticas a media isla", asegura su hijo.

Increíblemente, ninguno de sus cuatro hijos se dedicó profesionalmente a los números. "Su nieto mayor se hizo ingeniero informático, así que por fin alguien de la familia sacó provecho de su rama", explica su hijo, quien asegura que su padre ha recibido sendos homenajes de ingenieros, arquitectos, peritos y otros oficios, a los que Antonio Bueno les enseñó matemáticas en algún momento de su vida.

"Tenía una manera de enseñar mucho más masticable", afirma. Antonio Juan Bueno quiso agradecer a todos los que ya ayer se acercaron al tanatorio de San Miguel a dar el último adiós al genio de las matemáticas. "Y gracias también a todos los que vendrán esta semana, se va en paz", sentencia su hijo Antonio Juan Bueno.