La segunda sesión del juicio por el cierre de tres clínicas dentales en la capital grancanaria ha dejado un reguero de testimonios estremecedores en la Sección Segunda de la Audiencia de Las Palmas. "Tuve que pegarme los dientes con la gotita para que no se me cayeran", declara José Carlos R. D., uno de los 150 testigos citados por el tribunal para terminar si el dueño de Denta 4 ha cometido o no un delito de intrusismo profesional y otro de estafa al cerrar en 2006 los centros vinculados a esa marca.

La Fiscalía de Las Palmas, por el momento, descarta ambos delitos, pero el Colegio de Odontólogos de Las Palmas sí formula acusación contra Gustavo García S. B. El letrado de los dentistas, Sergio Orive, solicita cinco años de prisión, 11.000 euros de multa y una indemnización de 150.000 euros por los daños causados a los pacientes, según las conclusiones provisionales de la acusación.

Los hechos ocurrieron entre 2004 y 2006, año en el que cerraron las clínicas tras las inspecciones de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. Uno de los clientes que se vio atrapado en Denta 4 fue José Carlos R. D. "Pedí 6.000 euros para arreglarme varias piezas y la financiera sigue acosándome para que le pague el crédito, pero he tenido que gastarme otros 6.000 euros para reconstruirme la boca", asegura este testigo, que venía desde Mogán a la capital grancanaria para someterse al tratamiento.

Finalmente dejó de pagar a la financiera porque la clínica cerró y le dejaron a medias. "Me quitaron muelas y me pusieron dientes provisionales, pero me los tenía que pegar con la gotita porque se me caían", revela este perjudicado.

Entre los denunciantes hay un gran número de padres que abonaron la ortodoncia de sus hijos cuando eran menores, con 12 o 16 años, y ahora sufren problemas serios, con secuelas de sensibilidad por las infecciones o falta de piezas que les han estropeado la boca, según sus testimonios.

"Le dejaron los braquets puestos a la niña y nadie se atrevía luego a quitárselos", afirma Auxiliadora V. "Lo hicieron mal y me gustaría que rectificaran", añade esta afectada, que desembolsó 3.000 euros al contado para ponerle unos aparatos a su hija.

"Iba con 16 años a Denta 4 y ahora tengo 30. Me quitaron muelas de más, que me hacían falta, y me descalcificaron otras dos que ahora están empastadas, con mucha sensibilidad. Nadie quería quitarme los aparatos", agrega Noemí María G.

"Ningún dentista se hacía cargo, tuve que pagar para quitarme los hierros de la boca", recalca otra de las perjudicadas, María del Carmen D. "Con 23 años casi pierdo los dientes de delante. Estuve cinco meses con la ortodoncia a medias y con dolores. Tuve que volver a ahorrar para pagarme otro tratamiento", desvela Yurena G. S. "Me dejaron dos plásticos en la boca con una infección como una casa", subraya Alberto A.

Y así hasta un centenar de víctimas, aunque lo curioso del caso es que nadie acusa por lesiones imprudentes, sino por intrusismo y por estafa. Ningún testigo, hasta el momento, ha señalado a Gustavo García S. B. como responsable de las intervenciones, sino a otros supuestos odontólogos que no están procesados. El juicio sigue hoy con más testigos.