Tras cinco meses fuera de casa, la tripulación del patrullero Rayo, con base en Las Palmas de Gran Canaria, regresaba ayer tarde al Arsenal con una enorme sonrisa y los ojos acuosos por encontrarse de nuevo con sus familiares, que les esperaban a pie de muelle en el mismo estado emocional. Los 87 marinos, cuatro de ellos mujeres, ponían punto y final a su participación en la operación Atalanta de lucha contra la piratería en aguas del océano Atlántico y en el golfo de Adén en el que han recogido información de primera mano sobre la situación política y estratégica de la zona, han difundido por primera vez la importancia de la misión europea en la Isla Mauricio y han detectado también la reducción de la actividad delictiva en la zona tras más de 10 años de la puesta en marcha de esta misión europea.

El Buque de Acción Marítima (BAM) Rayo salió del Arsenal de Las Palmas el pasado 7 de julio y durante los 158 días que ha estado en el mar ha recorrido más de 28.000 millas para mantener la seguridad en el llamado cuerno de África de los mercantes europeos y de los buques el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.

Aprovechando su llegada, hoy se celebra en Casa África una conferencia sobre esta misión, en la que participarán el director general de Casa África, Luis Padrón; el almirante comandante del Mando Naval de Canarias, Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo; y los capitanes de corbeta Carlos Prada Pardal y Rafael Gallego Naranjo.

El almirante comandante del Mando Naval de Canarias, contralmirante Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo, felicitaba ayer a la tripulación del Rayo. No solo porque habían "contribuido al conocimiento de la zona", cuya información servirá para que los servicios de inteligencia puedan evitar y disuadir operaciones delictivas en alta mar, sino porque han puesto de manifiesto que "con una cuarta parte de la dotación que llevan otros buques" se pueden realizar las mismas misiones.

Y es que la tripulación real del BAM son 50 marinos, aunque con ellos ha viajado una Unidad Aérea Embarcada de la 10º escuadrilla y un Equipo Operativo de Seguridad (EOS) dando lugar a una tripulación total de 87 personas. "Lo que ha hecho esta dotación ha sido definir muy bien el esfuerzo que hacemos. Y si lo hacemos en diurno y, poco a poco, podemos dar el mismo rendimiento que otras con el doble o el triple de dotación -una fragata, un destructor o un buque anfibio-". Así lo indicó su capitán, Rafael Gallego Naranjo, quien indicó que la tripulación volvía a casa "orgullosa por haber contribuido una vez más a luchar contra la piratería y a proteger los buques de alimentos de la ONU", así como por haber apoyado a España y a Europa más allá de sus fronteras nacionales.

Gallego, que es la segunda vez que participa en la operación Atalanta -para el BAM es la tercera-, explicó que la misión, que no ha tenido ningún contratiempo durante las tareas de inspección que han realizado a diversos barcos pesqueros en la zona, había estado, sin embargo, marcada por la climatología.

"La parte monzónica ha sido dura y complicada porque en ocasiones hemos tenido vientos de 40 nudos cuando hemos hecho tránsitos desde el mar arábico al golfo de Edén para asegurar la zona antes de pisar tierra. En el periodo intermonzónico, ya en la cuenca de Somalia, fue más sencillo".

Respecto a la reducción en los últimos tiempos de la piratería en la zona, Gallego señaló que en las visitas que han realizado a las autoridades y a las comunidades de los países conlindantes al cuerno de África para conocer cómo puede repercutir la situación política, económica y social de tierra en el mar "estamos constando que la piratería ya no es una preocupación y ello ha sido en parte a la contribución de la Unión Europea y, en concreto, de la Armada española". Y, en ese sentido, se refirió tanto a las tareas de protección marítima que se realizan como a las de formación y adiestramiento a las fuerzas armadas de los países ribereños para que sean ellos mismos los que "puedan hacerse cargo de sus aguas".

El capitán del Rayo indicó que la operación Atalanta se puso en marcha en 2008 por el peligro real que existía y que en 2012 hubo más de 700 ataques. En este año, y hasta la fecha, sin embargo, solo ha habido tres ataques y secuestros que han logrado ser repelidos.

Durante los cinco meses en alta mar, el buque español ha tenido el honor de ser el primer barco de la operación Atalanta en presentar a las autoridades de isla Mauricio los objetivos de esta misión aprovechando que no pudieron hacer escala en Diego Suárez (Madagascar) por un brote de peste neumónica. "Todo vino porque hicimos escala en las islas Seychelles y el barco se vistió de gala para recibir a la representación diplomática europea y española que estaba allí en una reunión. La embajadora de la Unión Europea preguntó si había la posibilidad de que un barco de la misión fuera a isla Mauricio. Y aceptamos aprovechando que no podíamos desembarcar en Madagascar" . El último barco español en visitar la isla había sido el buque escuela Juan Sebastián Elcano, hacía 30 años.

El pasado 20 de noviembre, el Rayo fue relevado en el puerto d Yibuti por el Buque de Aprovisionamiento de Combate (BAC) español Patiño. Sin duda alguna el mejor regalo de Navidad para la tripulación y sus familias.

Entre las anécdotas de este viaje resalta la que vivió la médico del barco, la joven teniente Laura Rodríguez, que tuvo la oportunidad de volver a ver en Catania (Sicilia) a Muna Navarra, la pequeña a quien ayudó en la fragata Navarra a venir al mundo hace ahora un año. Su madre había sido rescatada junto a más de 210 inmigrantes en alta mar en el Mediterráneo frente a la costa del Líbano. Tanto la mamá como la niña se encuentran en perfecto estado de salud en una casa de acogida cristiana, aunque la mujer es musulmana.

"Ha sido un encuentro muy especial", dijo la joven doctora, que lleva tan solo año y medio en la marina pero participando en misiones de calado. "Es una oportunidad para vivir experiencias que como médico no tendría en la vida civil".