La Audiencia de Las Palmas ha impuesto 18 años y siete meses de prisión a un padre que abusó de manera reiterada de su hija.

Las vejaciones sexuales comenzaron cuando la niña tenía diez años y, en una de las ocasiones, ocurrieron en presencia de su hermana, que también era menor. Antonio M. se instaló en la capital grancanaria procedente de Ecuador, con sus dos hijas y la madre de ambas.

La sentencia, de la que es ponente el magistrado Pedro Herrera, describe al acusado como una persona autoritaria, dominante y agresiva, que tenía a toda su familia sometida a una férrea disciplina y rígido comportamiento.

El delito de agresión sexual continuada, que es el más grave, ocurrió en 2001 en una casa compartida por la familia en capital grancanaria, cuando su hija mayor tenía diez años y la madre estaba ausente por motivos laborales.

Un año después, en 2002 se rompió la relación con su mujer y dejó de vivir con su familia, pero siguió manteniendo relaciones sexuales con su hija mayor cuando ésta iba los fines de semana a su casa. En una ocasión se masturbó delante de ella y en otra, ya en 2006, entró en la habitación y le tocó los genitales.

La Sección Primera de la Audiencia de Las Palmas condena a Antonio por cuatro delitos: uno continuado de abuso sexual a menor de 13 años con acceso carnal, otro de agresión sexual a menor de 13 años, uno de exhibicionismo y otro de abuso sexual. En todos concurre la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas.

La sentencia también establece la prohibición de acercarse a su hija durante los 18 años y siete meses de la pena, así como otros diez años una vez cumpla la condena. El tribunal también fija una indemnización de 120.000 euros por los daños morales causados a su hija, que tiene sentimientos depresivos y de culpabilidad, baja autoestima, poca motivación y falta de confianza. Todo ello ha perjudicado su desarrollo personal, familiar y profesional de forma "persistente ". De ahí la elevada indemnización.

La sentencia es susceptible de recurso ante el Tribunal Supremo. El acusado, que negó los hechos, vive en Madrid. La Audiencia ha ordenado su ingreso en la cárcel.