La llegada de los Reyes Magos se sentía ayer hasta en las guaguas municipales con destino a Santa Catalina, repletas de familias y niños que optaron por ir en transporte público a recibir a sus Majestades de Oriente, que llegaban a la ciudad al mediodía por vía marítima al Puerto. En la línea 26, una señora preguntaba a un pequeño que viajaba con su padre en el vehículo: "¿De dónde vienen los camellos?" El pequeño, de nombre Lucas y de cuatro años, absorto con lo que veía a través de la ventanilla ni se molestó en contestar. Pero la mujer insistió: "¿De Tenerife?" El niño ni se inmutó pero su padre se descolocó al nombrar a la Isla vecina y saltó: "Lo que faltaba, me dan ganas de no ir a recibir a la Reyes". La dama despejó dudas rápidamente: "Vienen de Oriente", y padre e hijo continuaron el viaje con más sosiego. Fue una de las anécdotas de la jornada más esperada del año.

Cientos de familias esperaban desde hacía una hora en el muelle Santa Catalina al mágico trío de Oriente. El gentío era tal que no solo se arremolinaban en la explanada donde desembarcan habitualmente los cruceros, sino en todo el frente marítimo desde la misma marquesina donde antiguamente se recibía a los viajeros. Mientras que agentes de la Guardia Civil y Policía Local, así como miembros de Protección Civil vigilaban a la muchedumbre ante cualquier incidencia.

Fernando y su hermana Sofía, de seis y tres años, respectivamente, llevaban su carta para entregarla en mano a sus mismísimas Majestades. Una dura tarea por la cantidad de gente que había en el recinto, pero no imposible para sus padres.

El pequeño, con unos bellos ojos azules, había escrito en alemán 'su petición' por eso de ir a un colegio sajón. En el listado aparecía un balón del mundial, un equipo de la selección española, un libro de cómic de Star Wars y un disfraz "de malo" de la saga de la Guerra de las Galaxias. "Con espada roja", apuntaba el pequeño, mientras miraba si la periodista anotaba perfectamente sus demandas.

Su hermana Sofía, una linda niña rubia, solo había conseguido escribir un "ohoooooooo" en la carta a los Reyes, pero se sabía su solicitud al dedillo. "Un disfraz de la patrulla canina, el centro de mandos de la patrulla canina y el motorista Rayder y Sky", decía la niña, que dejaría "galletas y un pastelito a los camellos" la noche de Reyes.

Los pequeños ya habían recibido a Papa Noel el día 24 de diciembre, que había dejado unos cuantos regalos. Entre ellos, el maletín de la Doctora porque Sofía "quiere ser médica", apuntaba su mamá. Y un Spiderman "que vuela", añadía su hermano a continuación.

Pero el cansancio y el calor, que calentaba ayer de justicia, hizo mella en los chiquillos. Fernando saltó con la frase que desespera a todo padre: "Me aburro", mientras su hermana Sofía buscaba acurrucarse en los brazos de mamá". Y eso que el presentador de Televisión Española, Roberto Herrera, no dejaba de animar a los pequeños sobre el escenario que se había montado para que sus Majestades recibieran la llave de la ciudad de mano del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo.

"¿Han sido buenos los niños de Las Palmas de Gran Canaria", preguntaba Herrera, que recibía un sonoro y colectivo "¡sí!" de los niños presentes. "¿Han sido buenos?", insistía. "¡Sí!", puntualizaban al unísono los menores, algunos de ellos a hombros de sus padres para ver llegar a los Magos de Oriente que ya se avistaban a bordo de las gabarras de los remolcadores de la empresa Boluda "¿Cuántos esperan carbón?", indagaba el maestro de ceremonias que insistió varias veces en que debían dejar sus dormitorios hechos. Y Herrera se topó con un rotundo "¡no!"

Una traca de voladores anunció a las doce en punto la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, que desembarcaron en el Puerto dejando las tres embarcaciones una estela de humo negro de combustible. El recorrido hasta el escenario no fue fácil para sus Majestades porque los chiquillos querían entregarles en mano sus cartas y chupetes, que fueron recogidos por el séquito que acompañaba a sus Majestades.

El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo; el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra; y el presidente de la Casa de Galicia, Albino Aneiros, dieron la bienvenida a los Reyes Magos y les hicieron entrega de la llave de la ciudad con la que anoche entraron en todas las casas para depositar los esperados regalos.

Antes de que se soltara un grupo de palomas con la que desear paz y felicidad en este año nuevo que acaba de ponerse en marcha, la Casa de Galicia, organizadora junto al Ayuntamiento de la tradicional Cabalgata, entregó al alcalde, al presidente de la Autoridad Portuaria y el presentador una escultura de cristal que representaba una madre con un niño en brazos en agradecimiento al trabajo desempeñado durante esta intensa jornada, llena de ilusión.

"Le di la carta, le di la carta", gritaba el pequeño Fernando, contento como una castañuelas, tras regresar con su madre de primera fila al punto de encuentro en el que se habían quedado su padre y su hermana Sofía, que al recibir la noticia estalló a llorar. La presente había sido entregada en mano al mismísimo Baltasar después de que su espabilada mamá hubiera avanzado hacía al rey diciendo a los presentes que su marido "la esperaba en primera línea".

El muelle de Santa Catalina tardó en desalojarse porque numerosas familias esperaron a que los Magos de Oriente salieran del mismo en tres rancheras para verles camino del Club Victoria, donde comerían antes de acudir a la Cabalgata. ¿Y qué hacen el resto del año los Reyes?, preguntaba Daniela, una linda jovencita de siete años a su madre. Una buena pregunta pero "difícil", según su mamá, que escapó diciendo: "Preparar todos los regalos para la noche".