Las continuas colas en el Puerto de La Luz están a punto de colmar la paciencia de los transportistas que se encargan de mover las mercancías que cada día llegan a las terminales de contenedores. Tras meses de negociaciones, los miembros de la Federación de Empresarios de Transportes de Canarias se reúnen esta tarde en asamblea con un punto destacado en el orden del día: decidir cuáles son las medidas de presión que piensan tomar para conseguir poner coto a una situación que según sus cálculos les ha hecho perder un 25% de la capacidad operativa en los últimos tiempos. Entre ellas no descartan la posibilidad de convocar un paro empresarial.

"Hemos venido manteniendo encuentros tanto conjuntamente o por separado en los últimos meses", explica el secretario general de la patronal de los transportistas, José Ángel Hernández. El representante empresarial ya avanzó en octubre del año pasado la intención que tenía la organización de tomar medidas de presión antes de navidades si no se encontraba una solución a las continuas colas en hora punta a la entrada de las terminales de contenedores. Desde entonces, asegura Hernández, no ha habido avances a pesar de las múltiples reuniones mantenidas.

Los transportistas, indica su secretario general, aceptaron no tomar medidas antes de la temporada navideña para no afectar al volumen de mercancías que llegó a la Isla desde mediados de noviembre. "No se trata de hacer daño a los clientes", detalla Hernández.

El hecho de terminar el pico de trabajo de final de año sin haber alcanzado una respuesta satisfactoria a sus reclamaciones terminó por enfadar a los transportistas, que según Hernández llegan a la asamblea de esta tarde en un ambiente caldeado. Entre las opciones que barajan para hacer patente su descontento se encuentra la realización del paro de transporte, pero también se plantean otras medidas, como la convocatoria de una gran manifestación con camiones, e incluso una combinación de ambas posibilidades.

Hernández destaca tres elementos que a su juicio no han sido solucionados en estos meses de negociaciones a tres bandas (transportistas, terminales de contenedores y Autoridad Portuaria) y que componen el nudo gordiano del conflicto a ojos de su organización. En primer lugar, lo que la FET denomina falta de medios humanos en los puntos de acceso a las terminales, que provoca un embudo ya que según el dirigente empresarial no funcionan a la vez todas las cabinas por las que el transportista ha de entrar en el interior de las terminales.

Vinculado con la falta de medios humanos se encuentra el segundo aspecto que los transportistas señalan como pendiente de solucionar, la insuficiencia de los medios materiales con los que cuentan los empleados de las propias terminales, lo que ralentiza el procedimiento de entrada a los espacios de acceso restringido. Hernández asegura que en no pocas ocasiones los trabajadores de estos complejos tienen que ausentarse de la cabina para realizar comprobaciones de correos electrónicos u otros documentos en la oficina central.

El tercer elemento que genera descontento entre los transportistas tiene relación con el acuerdo de penalizaciones vigente desde 1999. El secretario general de la FET considera que ese compromiso implica una serie de sanciones para las terminales de contenedores cuando el ajetreo en su recinto impide que un camión realice su operativa en menos de 45 minutos. Como el embotellamiento se genera en el exterior de las terminales -la normativa de seguridad impide, además, que haya un número alto de vehículos en el entorno de los contenedores- estas penalizaciones nunca llegan a imponerse, critica Hernández.

La merma del 25% en la actividad diaria de los transportistas -"El que tiene cuatro camiones tiene uno 'secuestrado' allí siempre", denunciaba Hernández en estas mismas páginas en octubre- no es el único efecto de los embotellamientos en el Puerto. También aumentan el gasto en combustible y la polución ambiental y anulan la jornada de tarde, ya que no hay capacidad para hacer entregas.