La Fiscalía de Las Palmas solicita que se abra juicio oral contra una pareja china por los delitos de malos tratos habituales y asesinato con ensañamiento. La mujer se enfrenta a 27 años de cárcel por matar a palos a su hijastro, y el padre biológico afronta dos años de prisión por consentir los golpes propinados al niño por su madrastra, según las conclusiones provisionales del ministerio público.

El crimen ocurrió en la tarde del día 8 de mayo de 2016 y causó una gran conmoción en los residentes del barrio de Triana, donde la pareja vivía desde junio de 2015. Nali Li y Rongchao Huang iniciaron su relación cinco años antes. Tuvieron un hijo en 2013, pero fue en 2015 cuando se establecieron en la calle Doctor Juan de Padilla, tras traerse Rongchao Huang al hijo que tenía con otra mujer en China.

El menor, de diez años, sufrió desde su llegada a Gran Canaria un calvario de "quemaduras" y de golpes "sistemáticos", hasta que la paliza de su madrastra acabó con su vida esa tarde de 2016, según confesó la propia Nali Li en el Juzgado de Instrucción número 1 de la capital grancanaria. La Policía Nacional encontró en la vivienda familiar el palo con la sangre de la víctima.

Según el fiscal Miguel Pallarés, la madrastra se enfadó con su hijastro porque le había pegado a su hermano pequeño, motivo por el que le golpeó con las manos durante 40 minutos. Luego lo duchó con agua fría y lo mandó a su cuarto. Al rato acudió a la habitación para hablar con el niño, pero "como no le gustó" la respuesta cogió el palo y le dio una paliza.

Durante el ataque, el menor logró arrebatarle la vara de madera a su madrastra, que sufrió una pequeña herida en una de las manos. Esto, añade el fiscal, "enfureció aún más" a la acusada, que volvió a golpear "con más violencia" al niño.

El palo tenía 25 centímetros de largo y cinco de ancho, con terminación de punta metálica en el centro. Con él agredió "repetida e insistentemente" al menor, por "todo el cuerpo", a pesar de sus "gritos" y "quejas de dolor", con la intención de causarle el "mayor padecimiento" posible, sostiene la acusación pública.

La mujer dejó al niño en la cama, mal herido, con la certeza de que "sobrevendría su muerte", tal como finalmente ocurrió. Por eso el fiscal acusa a Na Li de asesinato con ensañamiento y reclama la pena máxima por ese delito: 25 años de cárcel, con las agravantes de abuso de superioridad y de parentesco.

El menor tenía "quemaduras por cigarrillos en ambas piernas", así como "fracturas" en las costillas y en la tibia izquierda. De ahí los dos años de cárcel que solicita el fiscal por malos tratos habituales, delito de que también atribuye al padre del niño, pues "era conocedor de esas lesiones" y "no intervino ni impidió" que su pareja "siguiera golpeando a su hijo", concluye la Fiscalía de Las Palmas.