La empresa municipal Geursa sacó a concurso la pasada semana las obras para arreglar los desperfectos que sufre el emisario submarino del Teatro, por el que se vierten las aguas depuradas del municipio y también las que no han sido correctamente purificadas. El arreglo del emisario permitirá reducir la afección al litoral de los vertidos de aguas sin depurar que se vierten de manera frecuente. La mejora de las condiciones en las que se encuentra el colector constituye además un paso más para que el Gobierno canario legalice el vertido por el emisario, aunque la condición indispensable para que la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno canario lo autorice pasa por que el Ayuntamiento de la capital grancanaria y la compañía Emalsa garanticen que toda el agua residual que se vierte por el emisario submarino ha recibido una correcta depuración, con un tratamiento secundario (eliminación de bacterias y microorganismos) como mínimo, salvo en aquellos casos excepcionales de lluvias o averías.

La ciudad lanza al mar por el emisario una media de siete millones de litros de aguas fecales sin depurar cada día, porque la estación del Teatro es incapaz de bombear a la depuradora de Barranco Seco todo el volumen que produce la ciudad en las horas punta, un circunstancia que ha provocado la apertura de un expediente al Ayuntamiento de la capital grancanaria por parte de la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural de Canarias y la negativa del Gobierno a autorizar el vertido, cuando caducó en 2015 el último permiso concedido en 2003.

Verter aguas fecales al mar sin una correcta depuración es un delito, por lo que la Fiscalía de Medio Ambiente presentó una querella por este motivo en 2014, tras una denuncia de Izquierda Unida, que fue archivada por el juez en 2015. Las obras para acabar con los vertidos supera los dos millones y no hay fecha de inicio. De momento, el arreglo del emisario posibilitará que las aguas residuales sean bombeadas en el tramo final de 100 metros del emisario, que mide dos kilómetros, y no cerca del litoral, como ha ocurrido, según explica la memoria del proyecto de reparación del colector, que ha salido a concurso por un precio de 794.845, 26 euros. El emisario parte de la escollera en frente del Teatro y llega a tener 23,50 metros de profundidad. Las aguas residuales deben verterse por las 16 bocas difusoras que hay colocados en su tramo final.

Reparaciones

Según los autores del proyecto, el arreglo del emisario "reduce la afección de los vertidos al litoral, pues actualmente funciona de forma incorrecta, produciéndose los vertidos muy cercanos a la costa y una vez que las reparaciones sean llevadas a cabo, se reducirá considerablemente la afección a las zonas de baño".

En el proyecto también se aclara que las obras que realizó Emalsa a finales del pasado año tenían como objetivo, en realidad, cerrar una fuga que fue detectada bajo la escollera, al comienzo de la conducción. Lo que dice el informe contrasta con lo que manifestaron tanto Emalsa como el concejal de Aguas, Roberto Santana, que aseguraron que la obra era para reforzar el arranque de la conducción. La fuga fue detectada durante la inspección técnica que se realizó para realizar el proyecto de la obra. Los técnicos aclaran que Emalsa optó por reparar la fuga, "pues dada la urgencia del a misma, se decidió no esperar a la ejecución del proyecto" que sale a concurso ahora.

El proyecto que acaba de salir a concurso contempla las obras necesarias para asegurar la operatividad del emisario, "reforzando la estabilidad de la conducción y optimizando el funcionamiento de la misma, que se ha visto mermada debido a diversas roturas, desconexiones y desplazamientos".

Los autores de la memoria aclaran que, "aunque no se trata de un proyecto de legalización, sí que contempla todas aquellas actuaciones necesarias para que, cuando se vaya a proceder a la legalización del mismo, el emisario submarino se encuentre en un estado óptimo para obtener la misma".

Otra actuación necesaria para la legalización es la impermeabilización de la arqueta existente para evitar filtraciones difusas de las aguas residuales, así como facilitar la toma de muestras de las aguas, antes de lanzarlas por el emisario.

El emisario submarino vierte las aguas residuales procedentes de la estación depuradora de Barranco Seco, el agua de rechazo del depósito de tratamiento terciario del Consejo Insular de Aguas y la parte del caudal de "agua bruta" que llega a la estación de bombeo (EBAR) del Teatro en las horas puntas y periodos de lluvia intensa y ésta no es capaz de bombear a Barranco Seco para su depuración. Cuando habla de agua bruta, el técnico se refiere a los volúmenes que no se depuran o son sometidos a un pretratamiento o tratamiento primario, que se limita a la separación de los sólidos.

La capacidad máxima de bombeo de la estación del Teatro es de 2.232 metros cúbicos la hora. Todo lo que excede ese volumen se envía directamente al emisario submarino sin depurar correctamente.

Según los técnicos, uno de los mayores problemas que plantea la obra es la necesidad de parar el funcionamiento del emisario durante dos días, para impermeabilizar la arqueta, por lo que se propone que dicha operación se efectúe en verano y, preferentemente en agosto, el mes en el que hay menos consumo de agua. "Durante los meses estivales, cuando los caudales disminuyen, hay días en los que ni siquiera en hora punta es necesario verter agua sin depurar por el emisario", señala el técnico, que plantea dos alternativas de vertido durante esos dos días: verter el agua depurada de la estación de tratamiento terciario en la escollera directa al mar mediante un bypass a la tubería o verter el agua de la depuradora de Tamaraceite al barranco del mismo nombre o "alguna presa que estuviera dispuesta a asumir ese caudal".