Solo hacen falta 27 segundos para que un niño se ahogue. Este escalofriante dato armó revuelo entre el grupo de 150 alumnos de Educación Secundaria del IES Francisco Hernández Monzón de La Paterna que asistieron ayer a la charla de prevención de accidentes en el medio acuático. Una iniciativa enmarcada en la campaña Canarias, 1.500 kilómetros de costa promovida por el periodista Sebastián Quintana que tiene por objetivo concienciar sobre los peligros que entrañan tanto el mar como las piscinas y que, como pudieron conocer los estudiantes, en menos de medio minuto pueden acabar con una vida.

Las cifras en el Archipiélago hablan por sí solas. Tan solo el año pasado murieron un total de 93 personas por ahogamiento, "más del doble" de las que fallecieron en la carretera que en 2017 se cobró 44 víctimas en las Islas, según recordó Quintana. Bañarse en una zona no vigilada o ignorar la señalética costera se encuentran entre las principales causas de este tipo de muertes que, en "el 80% de los anteriores casos fueron motivadas por no hacer caso a la bandera roja", apuntó el ponente.

Situaciones desgraciadamente cotidianas que prácticamente a ninguno de los presentes les son ajenas. De hecho, varios alumnos han sufrido en sus propias carnes o han sido testigos de algún incidente acuático que, por suerte, se quedaron en el susto. Entre los afortunados que pueden contarlo se encuentran Yesenia María Ortega León y los tres amigos con los que acudió en verano a Las Caneras. "Fuimos a La Cícer y nos metimos en el agua", relata la adolescente. Nada raro en verano de no ser porque ese día ondeaba la bandera amarilla que advierte sobre la necesidad de tener precaución a la hora de bañarse. Bastaron unos minutos para que los jóvenes fuesen arrastrados por la corriente mar adentro. "Cuando nos dimos cuenta estábamos por detrás de la zona de los surferos", recuerda a quien precisamente un conocido que se encontraba practicando este deporte rescató junto al resto de sus acompañantes. "La verdad es que yo me lo tomé un poco a risa, pero mi amiga estaba muy agobiada porque no podíamos salir y encima no dábamos pie", asevera Ortega.

Pánico

"El estado de pánico en el que entran muchas personas, conocido como distrés, también es otro de los motivos de ahogamiento ya que puede causar infartos", señaló el periodista al hilo de la historia de la alumna de 4º de ESO que fue arrastrada por una corriente de retorno. "Las olas de retorno tienen hasta diez veces más la fuerza que un nadador olímpico y en Las Canteras hay tres puntos peligrosos en los que La Barra está hundida: La Puntilla, Peña La Vieja y La Cícer".

En esta última fue donde también Eric Joel Castaño Santana fue testigo de cómo el oleaje ahogó a una amiga con las que había ido a practicar surf. "Era la primera vez para ella y nos metimos con bandera roja. Estábamos tranquilos cuando una ola la ahogó, se le soltó la amarradera y la arrastró hasta la orilla. Desde entonces nunca más la he vuelto a ver por la zona", cuenta tiempo después con una mayor conciencia sobre la necesidad de respetar los colores de las banderas. Y he aquí otro gran problema: el desconocimiento por parte de los extranjeros del significado de esta señalética.

"No hace mucho un turista le preguntó al socorrista de la playa si los colores tenían que ver con la temperatura del agua: verde, que estaba fría; amarilla, templada y roja, caliente", comentó Sebastián Quintana. La anécdota despertó las carcajadas de los chavales ante la obviedad del error, sin embargo, una vez más los números hablan de resultados que no son para reírse. Y es que siete de cada diez personas que han muerto en Canarias en medio acuático son extranjeros de hasta 14 nacionalidades distintas, de entre 55 y 75 años que se bañan en horario de tarde.

Una de esas familias que visitan las Islas pudo ahogarse ante los ojos de Borja Rodríguez Mateo. "Estaba con mis padres en Lanzarote y unos extranjeros se metieron en el agua con bandera roja y cuando nos dimos cuenta los había arrastrado la corriente y tuvieron que intervenir los socorristas para poder sacarlos", arguyó el joven. Tan solo uno de los muchos casos por los que una de las líneas de la campaña, que está en seis idiomas, es llegar a los turistas que llegan al Archipiélago a través de touroperadores, aerolíneas y hoteles donde ya hay medio centenar adscritos. "El problema es que las alertas no llegan al sector turístico porque no hay una conexión para que se les dé de primera mano esa información", lamentó el precursor de la iniciativa.

Pero no solo hay que tener cuidado con el mar. Las piscinas y, en general cualquier zona acuática, también pueden jugar una mala pasada. Prueba de ello es el disgusto que se llevaron Yadira Santana Hernández y su hermano que tuvieron que saltar a rescatar a su padre que se había metido con la pierna escayolada en la pileta de los apartamentos en los que se estaban quedando unos días en el sur. "Estaba nadando de esquina a esquina, pero se hundió y cuando nos dimos cuenta que no podía salir nos tiramos mi hermano y yo y al sacarlo estaba morado. Por suerte un amigo que estaba allí sabía hacer la reanimación y se la hizo. Él echó mucha agua y nosotros nos llevamos un susto muy grande porque pensábamos que había muerto".

El progenitor de esta estudiante de 4º de ESO volvió a nacer literalmente ya que, según explicó el periodista, cuando uno traga agua dulce se ahoga antes que cuando e salada. El motivo es que "el organismo no lo entiende como un elemento enemigo por lo que enseguida pasa en décimas de segundo a el riego sanguíneo y destruye una a una las células". Por eso también es literalmente vital no perder de vista, sobre todo a los niños y procurar que los flotadores y manguitos sean del tamaño adecuado y evitar que puedan salirse o darse la vuelta. "Porque un adulto puede aguantar hasta cuatro minutos, pero el tiempo se reduce a tres en el caso de un niño y a 27 segundos en el de un bebé de hasta 12 meses".

Entre los consejos que recoge la campaña se encuentran también el de no ir solo a playas donde no haya vigilancia y mucho menos meterse en el agua. Tampoco se recomienda actuar de "falso héroe" y tirarse a rescatar a una persona sin elementos flotantes ya que el desenlace puede ser fatal para ambos. Mantener la calma para ahorrar energía hasta ser socorrido, meterse progresivamente en el agua para aclimatar el cuerpo, evitar las zonas rocosas y caminar sobre ellas con calzado adecuado son otras de las múltiples recomendaciones que contempla el proyecto que también ha llegado a surfistas y alumnos de los últimos cursos de Medicina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, quienes han reclamado aprender a hacer la reanimación cardiopulmonar durante los primeros años de carrera.

En lo que a centros educativos se refiere, Canarias 1.500 Km de costa se ha dado a conocer a más de mil estudiantes de todas el Archipiélago, siendo el instituto de La Paterna el segundo de Gran Canaria en el que se ha impartido la charla después de pasar por el IES Bañaderos- Cipriano Acosta. Una iniciativa que, según la vicedirectora del Francisco Hernández Monzón, Cruz Begoña Crespo Castro, ha sido muy positiva para los alumnos que se mostraron muy participativos durante la actividad que se prolongó algo más de una hora.