"A las nueve de la mañana me sobresaltó el primer grito. Estuvieron dando alaridos hasta las once de la mañana. Me salí a la calle y los dejé dando gritos y cuando volví, a la una menos veinte comenzaron los gritos otra vez y la calle repleta de arriba a abajo con los coches de los padres de los alumnos". Así describe una vecina de la calle Rafael Ramírez, en Ciudad Jardín, la escandalera que tuvo que aguantar el pasado viernes, relacionada con un encuentro celebrado en el colegio concertado Santa Teresa de Jesús, de Pío XII. Esta ha sido según los vecinos, que prefieren permanecer en el anonimato, la última escandalera, pero no la única. Frente a las declaraciones de la dirección del centro, que asegura que el colegio sólo celebra una fiesta anual el día de Santa Teresa, los vecinos se quejan de que los encuentros y fiestas se suceden a lo largo del año, para "desesperación de los vecinos que nos vemos obligados a aguantar a veces el chunda, chunda hasta las 11.30 de la noche, algo de lo que también es responsable el Ayuntamiento, porque da los permisos. A veces nos vamos de nuestras casas, porque no aguantamos". Los vecinos no se quejan del bullicio habitual de los escolares durante las entradas y salidas de clase y los recreos. Ni siquiera de la frase automática dirigida a los alumnos que se oye por el altavoz a ciertas horas de la mañana, incluidos los sábados y domingos. "Nos quejamos de las escandaleras de las fiestas y encuentros, una conducta incívica que se repite desde hace años y que nos preocupa viniendo de un centro que se supone que tiene que educar a sus alumnos a respetar al prójimo. Saben que molestan, porque nos hemos quejado, incluso, a la Policía Local, que nos dicen que no pueden hacer nada porque tienen permiso. Saben que lo pueden hacer porque no hay multas". El otro problema asociado al colegio es la invasión de vehículos en las calles Rafael Ramírez y Pío XII, por los padres, que no dudan en subirse a las aceras y en ocupar la parada de la guagua cada vez que van a buscar o a llevar a sus hijos. "Y el Ayuntamiento, en lugar de hacer respetar las normas de circulación, no se le ocurre otra cosa que instalar el Besa y Baja, pintando de amarillo una decena de aparcamientos", denuncian los vecinos que añaden que "más que besa y baja, lo que ocurre en estas calles es besa y bájate de la acera". Explican que "el besa y baja no sirve absolutamente para nada. Es una cosa absurda. Los coches siguen subiéndose a la acera. Desde las doce de la mañana, la calle está petada de coches de arriba a abajo".