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Eurovisión con barreras

Un grupo de sordos pide subtítulos para ver el concurso y el cine de Siete Palmas se los quita

Isaac Martínez, Cynthia Morillo, Guiomar Santana e Ismael Gil con las hojas de reclamaciones. LP / DLP

El pasado sábado 12 de mayo Isaac Martínez, Cynthia Morillo, Ismael Gil y Guiomar Santana se llevaron un disgusto con Eurovisión, y no precisamente por la vigesimotercera posición en la que acabaron los representantes de España. Y es que los jóvenes con discapacidad auditiva vivieron uno de los momentos más insolidarios de sus vidas cuando, a los pocos minutos de haber empezado el concurso musical, les quitaron los subtítulos de la pantalla del cine del Centro Comercial Siete Palmas al que habían acudido para ver en directo el programa. Una medida que despertó el aplauso de los demás asistentes de la sala y que supuso el fin para este grupo de lo que se suponía que iba a ser una tarde divertida.

"Compramos las entradas y cuando llegamos a la sala estaba acabando la película Grease en Televisión Española y vimos que estaba subtítulada, así que nos alegramos mucho", explica en lengua de signos Martínez. El texto acompañando a la imagen fue el motivo por el que se decidieron a quedarse, a pesar de que el de Siete Palmas "no es el cine con mejor sonido para las personas sordas" que, aunque no pueden oír, sí que pueden sentir las vibraciones.

Animados ante la perspectiva de poder tener la información completa del concurso que a cualquier persona oyente le llega a través de los comentaristas, los chicos fueron a hablar con el gerente del cine de la empresa Cinesa para preguntarle sobre la posibilidad de mantener también los subtítulos durante Eurovisión y de subir el volumen. "Le explicamos que éramos un grupo de chicos sordos y nos dijo que no había problema. Después él entró en la sala y le explicó a varios grupos de personas que iban a ponerlos por nosotros", cuenta Gil, que es el único de los cuatro que tiene implante coclear.

Y así fue como los chicos se instalaron en sus asientos dispuestos a disfrutar del concurso musical. No fue hasta después de la actuación de Amaia y Alfred cuando llegaron los esperados textos. "Entonces un señor bajó y habló con alguien del cine. Al momento se nos acercó el gerente y nos dijo que la gente se había quejado porque no veía bien la imagen con los subtítulos. Yo salí para hablar con él y me dijo que aunque empatizaba con nosotros en la entrada no venía nada de que se iban a poner los subtítulos. Le dije que nosotros también tenemos derechos y que estaba incumpliendo con la ley de accesibilidad 27/2007".

Pero dentro ya habían desaparecido los textos y desatado el aplauso de los presentes de la sala bajo la mirada atónita de Martínez, Morillo y Santana que terminaron por abandonar la sala junto a Ismael. Automáticamente fueron a poner una reclamación que les ayudó a redactar una conocida oyente. Los responsables de Cinesa en Siete Palmas les ofrecieron la posibilidad de devolverles el dinero o darles una entrada para una película, por supuesto, sin subtítulos, por lo que los chicos se decantaron por la primera opción aunque para ellos esta no era la solución.

"Necesitamos los subtítulos para poder recibir toda la información porque si no es como si estuviésemos delante de una pared", aclara Guiomar quien asegura que se sintió "una extranjera" en su propia ciudad. El problema, aseguran, es que aparte del desconocimiento generalizado que hay sobre su discapacidad, la comunidad sorda es "invisible" ante el resto de la sociedad. "Si no llevamos implantes, aparatos o nos ven signar nadie se da cuenta de que no oímos. A nosotros también nos gusta el teatro, el baile o el cine y podemos disfrutarlo porque sentimos las vibraciones. Así que tenemos el mismo derecho a disfrutar del ocio como el resto de ciudadanos", apunta Gil con sus manos. Y es que aunque han pasado varios días, la indignación sigue presente, asegura Cynthia Morillo. Entre otras cosas porque Cinesa, con quien este periódico intentó contactar sin éxito, no se ha disculpado a pesar de haberles formulado una queja pública a través de las redes sociales.

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