El restaurante La Esquinita Cubana , entre las calles Faro y Ferreras es un rincón de la isla caribeña a escasos metros de la playa de Las Canteras. El local fue puesto en marcha por el cubano Ángel Borges Ramírez, que llegó a la Isla tras enamorarse de una canaria cuando ocupaba un puesto destacado en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Este año festeja dos décadas de vida en la ciudad.

La bandera de la isla caribeña está por todas partes, incluida la camiseta de los camareros; los paisajes cubanos destacan en la barra del local y sus artistas y músicos han dejado su huella fotográfica al pasar por Las Palmas de Gran Canaria en el friso del establecimiento. Son algunos de los iconos de Cuba que se pueden ver en La esquina, sin olvidar los cientos de rones y mojitos que se han servido en el interior y exterior del mismo, cuya terraza es punto de encuentro del bolero y el son cubano cada sábado gracias al programa Playa Viva.

"Ha sido lindo conocer cada semana y cada mes nuevos amigos canarios, retroalimentar esa cultura y esa riqueza espiritual que hay entre Canarias y Cuba", señalaba esta semana su dueño a la hora de hacer balance de estos veinte años de estancia en la capital representando a su país. "Nos sentimos identificados sangrientamente", puntualiza Borges, en referencia a las relaciones estrechas que Canarias y Cuba siempre han mantenido.

La familia Borges ha recibido estos días el cariño de los canario tras el avión siniestrado en La Habana cuando partía con destino a la ciudad de Holguín. "Estamos aún retraídos por el siniestro y con un sentimiento agridulce por la celebración de los veinte años y porque una de las chicas que sobrevivió y que luego ha fallecido -Grettel Landrove - era muy amiga de una bailarina cubana", indicaba Borges, que afortunadamente no conocía a ningún pasajero.

La fiesta para celebrar los veinte años se está preparándose para la primera quincena de junio, aunque este próximo viernes, por la tarde, el ron correrá por el local gracias a una popular marca de bebida alcohólica muy conocida.

Por La Esquinita cubana han pasado en estas dos décadas Compay Segundo, Cheo Feliciano, Alexis Valdés, Cándido Fabré, Desce-mer, Orishas y un sin fin de artistas cubanos que han recalado por la Isla con ocasión de alguna actuación. Y es que la música ha sido, sin duda, el plato fuerte de la casa, aparte de la comida típica, para atraer a la cliente.

Rara es la ocasión en la que en su terraza no hay alguien rascando la guitarra o cantando alguna canción popular o del folklore. Da igual que sea cubano, canario, o de otra patria. Eso fue lo que enganchó precisamente a los artistas isleños como el verseador Yeray Rodríguez, que han hecho de La Esquinita Cubana también su patria y con la familia Borges una gran amistad.

El no poder pisar la patria - Borges estaba tachado de exiliado- y la crisis económica han sido sin duda alguna las dos situaciones más duras por las que el comandante de La esquinita latina, como también es conocido el local, ha atravesado. "Me consideraban un exiliado y eso me dolió, pese a que yo me vine porque me enamoré. En veinte años solo he podido visitar a mi familia en dos ocasiones", relataba el dueño.

Respecto a la crisis, recordaba que hicieron malabares para sortear el envite del capitalismo. "Hacíamos ofertas semanalmente, pero seguíamos trayendo a artistas. A pesar de la crisis nunca le bajé el sueldo ni dejé de pagar a un empleado", sostenía el propietario, que añadía que sin el turismo nórdico no hubieran aguantado. "Son el 70% de mi clientela porque mis compatriotas con la crisis no tenían opción de consumir cotidianamente como ellos".

La Esquinita Cubana ya ha dado portazo a las penas y su dueño confía en que continué siendo como hasta ahora punto de encuentro de músicos, verseadores y poetas de los dos lados del Atlántico.