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Comercios históricos de la capital

Confecciones Tatita, el comercio de siempre adaptado a los nuevos tiempos

La tienda textil de La Isleta lleva 45 años construyendo confianza entre su clientela y, con la pandemia, se ha abierto al mundo digital

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Comercios históricos en Las Palmas de Gran Canaria: Confecciones Tatita Andrés Cruz

Renovarse o morir. Es una premisa indispensable para muchos pequeños comercios como Confecciones Tatita, enLa Isleta, que aúna su carácter de barrio con la globalización del mundo digital.

Armanda Chavaldas, conocida popularmente en La Isleta como Tatita, abrió en 1977 Confecciones Tatita después de haber sido la profesora de una escuela unitaria fundada por ella misma en el barrio portuario desde la década de los 50. Desde entonces, se ha granjeado el éxito basado en las características propias del comercio de proximidad: la confianza con su clientela y el trato cercano. Pero también porque se ha sabido adaptar a los cambios que imponen los nuevos tiempos, entrando de lleno en el mundo digital y en las redes sociales para ampliar su mercado y llegar a nuevos potenciales compradores.

En el número 82 de la calle Faro, Confecciones Tatita cumplió este año 45 vueltas al Sol y ya es la segunda generación la que se encuentra al frente del establecimiento, con Norberto Ortega Chavaldas como propietario en la actualidad. Su madre trabajó en la tienda hasta el inicio del milenio, y él mismo, junto a sus hermanos, estuvo desde muy joven metido dentro, tratando de colaborar en todo lo posible. Sobre todo en la época de verano, cuando muchos de los trabajadores se iban de vacaciones y ellos se encargaban de las tareas. Ese amor por el comercio familiar le hizo querer continuarlo desde el año 2000. Hoy, 22 años después, no dudaría en volver a tomar la misma decisión.

"Este es un comercio de textil típico de barrio, intentamos tener un surtido para toda la familia, y lo que marca la diferencia es el trato cercano con nuestra clientela con la que tenemos una relación semi-familiar", explica el hombre, para luego añadir que muchas de esas personas llevan mucho tiempo yendo hasta la tienda para comprar. En algunos casos, de hecho, han pasado por ella hasta tres y cuatro generaciones de una misma familia, algo que es muy complicado de conseguir en el mundo de las grandes superficies comerciales. Por eso, asegura que es necesario diferenciarse precisamente en esa "cercanía y en la confianza que da la relación que hemos cultivado durante tantos años con todas las personas que se acercan a este establecimiento".

«Hay que mantener los valores de un comercio cercano, pero introducir novedades y avanzar», afirma Norberto

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Otra de las características definitorias del "éxito" de Confecciones Tatita para Norberto Ortega Chavaldas tiene que ver con la relación calidad-precio de los productos que ofrecen, en comparación con los establecimientos de origen asiático que han proliferado en los últimos años en prácticamente cada barrio de la capital. "La gente confía en nuestras marcas de toda la vida, sabe cuáles y cómo son cada una de ellas", señala. En ese sentido, insiste en que siempre han intentado alejarse de los precios excesivamente bajos y, por tanto, de la baja calidad de los productos que ofrecen porque "no se puede competir con ese tipo de negocios". Y es que pocos son ya los comercios de barrio que sobreviven al empuje de las franquicias de las grandes multinacionales o de los popularmente conocidos como "chinos".

"Tienes que mantener los valores de un comercio cercano, pero hay que introducir novedades y avanzar con los tiempos, dar pasos adelante y mantener lo bueno de la tradición añadiendo lo positivo de las nuevas tecnologías. Y es que preocuparse únicamente de una de esas cosas es quedarse cojo", afirma Norberto mientras muestra con orgullo los perfiles en redes sociales, como Instagram o Facebook, en el que se encuentra su establecimiento. Asimismo, cuentan con un catálogo digitalizado que envían por WhatsApp a sus fieles clientes para que estén al tanto de cualquier novedad que entre en la tienda.

La pandemia, una oportunidad

Con la sacudida que supuso la Covid, la alternativa para muchos pequeños comercios fue tratar de adaptarse o perecer en el intento. Con el parón forzoso, Confecciones Tatita optó por moverse y tratar de actualizarse para seguir ofreciendo el mejor de los servicios posible. Para ello, se abrieron una cuenta en la red social Instagram y ha comenzado a enviar catálogos a través de WhatsApp, desde donde la clientela puede consultar todo lo que tienen, reservar aquello que les interese más e incluso comprarlo abonando la tarifa a través de Bizum. "Nosotros se lo apartamos y ya pueden pasar a retirarlo en cualquier momento", indica el actual propietario.

Antes de abrir su tienda de ropa, Armanda Chavaldas tenía una escuela unitaria en el mismo emplazamiento

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Y es que si para algo ha servido toda la situación pandémica ha sido para acelerar el proceso de digitalización de muchos comercios que se habían quedado algo rezagados en ese sentido. Sobre todo aquellos más pequeños que no tenían el tiempo -y muchas veces los fondos- para emprender ese camino tortuoso y alargado. El establecimiento isletero tenía ya, antes de la llegada de la Covid-19, su propia página de Facebook, pero han ido mucho más allá, y todavía esperan seguir avanzando en los próximos tiempos para entrar de lleno en ese entorno online que complemente sus valores offline. Porque reconocen que es la mejor manera de ganar nueva clientela y de ampliar sus fronteras más allá del barrio.

Mucho ha cambiado la vida desde que en 1977 abriera Armanda Chavaldas su establecimiento en la calle Faro. Tras dos décadas y media como maestra y directora de una escuela unitaria en el mismo lugar, problemas personales le hicieron cerrar su faceta docente y, tras darle vueltas, iniciar una nueva aventura completamente distinta. Y es que era una mujer, recuerda su hijo, «muy activa», que no podía quedarse quieta por su capacidad emprendedora. De hecho, parte del alumnado que tuvo en su colegio se convirtió luego en clientes de la tienda. 

Complicado parece que haya una tercera generación, puesto que los jóvenes de la familia sigue cada uno sus vocaciones totalmente distintas al comercio, pero Ortega Chavaldas asegura que le queda todavía «mucho por delante» y que no paran de pensar en cómo avanzar. «Queremos optar a los fondos Next Generation para crear una tienda virtual y expandir el negocio», asevera. Y es que mantener la tradición no ha de significar no avanzar con los nuevos tiempos. Y eso bien lo saben en Confecciones Tatita. 

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