Miembros de grupos paramilitares progubernamentales como la Asociación para el Desarrollo y la Solidaridad de la Unión ofrecen a los residentes 3.000 kyat (unos 2,20 dólares) si participan en la manifestación, que presumiblemente se celebrará hoy o mañana y que pretende contrarrestar las protestas contra la Junta Militar que lideran los monjes budistas.

Sin embargo, estos grupos amenazan a quienes se niegan a acudir al acto y les advierten que tendrán que pagar 10.000 kyat (unos 7,33 dólares) si no quieren tener "problemas" con estas organizaciones, que cuentan con el respaldo total de las fuerzas de seguridad.

"Las autoridades les utilizarán para sofocar cualquier tipo de protesta" sin que la Junta Militar asuma directamente la responsabilidad por la represión, precisó a la emisora un residente de Mandalay.

Oficialmente, la concentración ha sido convocada en apoyo de la llamada Convención Nacional, órgano encargado de redactar la futura constitución del país sin contar con la oposición democrática.

Mandalay amaneció hoy en medio de fuertes medidas de seguridad para impedir nuevas manifestaciones, con monasterios clausurados y vigilados por decenas de soldados, y cientos de tropas adicionales desplegadas por todas las calles.

Ayer, la ciudad vivió un pequeño acto de protesta protagonizado por estudiantes que fue rápidamente disuelto por Policía y el Ejército, mientras para hoy está prevista al menos una marcha en la que se desconoce si tomarán parte los religiosos, asediados por las autoridades.

La Junta Militar prohibió la semana pasada las reuniones públicas de más de cinco personas e impuso el toque de queda en Rangún y Mandalay, antes de lanzar una dura represión de las movilizaciones que ha causado al menos 16 muertos, cerca de 200 heridos y más de 1.200 detenidos, entre éstos unos mil monjes, que encabezan el mayor levantamiento popular contra el régimen en casi dos décadas.

Birmania (Myanmar) está gobernada por los militares desde 1962 y no celebra elecciones parlamentarias desde 1990, cuando el partido oficial perdió estrepitosamente ante la coalición opositora encabezada por la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, unos comicios cuyos resultados jamás fueron reconocidos por los generales.