Parece un entrenamiento militar pero nada más lejos de la realidad. Los niños de Banten, en Indonesia, se juegan la vida para ir a clase todos los días. El pasado lunes, los tres puentes que conectaban su pueblo con el de al lado han quedado destrozados por las lluvias. Dicen que prefieren hacer esto, porque la otra opción es caminar 5 kilómetros. Aunque hay niños muy pequeños que no pueden ocultar su miedo. El alcalde se preocupa por los chavales, y espera que gracias a la difusión de estas imágenes el gobierno tome medidas. Sus caras lo dicen todo. Un resbalón puede ser fatal, pero anteponen su deber a su propia supervivencia. Para ellos, sentarse al pupitre, es un juego de niños.