Una exposición de juegos tradicionales canarios acerca, en el Museo Elder, a los más pequeños de la casa esta práctica cultural que se ve mermada por el aumento de la tecnología. La finalidad: que no caigan en el olvido los juegos de nuestros abuelos, que los usaron para desarrollar su destreza física y mental. Paciencia, ingenio, curiosidad y ganas de divertirse son las claves para aprenderlos y que formen parte de nuestras costumbres.