Mientras PSOE e IU ya han cerrado esta materia en la elaboración de sus programas, el PP todavía perfila este apartado en medio de una disputa entre los populares aragoneses y valencianos, que se reúnen hoy con el secretario general del partido, Ángel Acebes, para cerrar definitivamente la referencia que hará el programa a la posibilidad de trasvases de agua entre cuencas.
El 18 de junio de 2004, tres meses después de que el PSOE ganara las elecciones generales, el Gobierno aprobó un Real Decreto por el que quedó derogado el trasvase del Ebro previsto en el Plan Hidrológico Nacional (PHN) del Ejecutivo popular.
Con esta derogación se cumplía una de las promesas electorales socialistas y también un punto esencial del denominado Programa AGUA (Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua), ya presentado por el PSOE en 2001 como alternativa al PHN.
Este programa, además de la derogación del trasvase del Ebro, establecía, entre otras, un paquete de medidas urgentes para aportar 1.058 hm3 anuales a las cuencas mediterráneas y proponía la construcción de una veintena de desaladoras de tratamiento de aguas, con las que se calculaba obtener 621 hm3 de los 1.058 previstos.
En el borrador del programa para las generales de 2008, el PSOE incide en la aplicación de los planes de modernización de regadíos (los mayores consumidores de agua) con el fin de alcanzar un ahorro de 2.200 hectómetros cúbicos anuales. Su objetivo es que los regadíos eficientes supongan al menos el 80 por ciento del total en 2012 y el 100 por cien en 2016.
Además, propone impulsar un Plan nacional de Reutilización de Aguas regeneradas -que prevé aprovechar inicialmente más de 1.000 hectómetros cúbicos anuales para usos no potables- y mejorar el sistema de desalinización reduciendo las necesidades energéticas del proceso.
El PSOE pretende reforzar el papel coordinador del Gobierno central en las políticas del agua, completar el proceso de transferencia de las competencias sobre cuencas internas a las CCAA, o dar mayor participación a las autonomías en la gestión de las cuencas.
Asimismo, propone la aprobación del Plan Nacional de Calidad de las Aguas: Saneamiento y Depuración 2007-2015 para garantizar el buen estado ecológico de las masas de agua españolas e intensificar las campañas de sensibilización, además de promover el uso de nuevas tecnologías, más eficientes y respetuosas con el medio ambiente.
IU apuesta, según contempla el borrador de su programa electoral para las próximas elecciones, por una "nueva cultura del agua" en la que predominen "políticas de agua comprometidas con el ahorro, la eliminación de pérdidas en la distribución y la reutilización de aguas depuradas".
Según la federación, España tiene que cumplir "los objetivos ambientales respecto al uso del agua y superar los retrasos tanto en la implantación de la Directiva de Saneamiento como en la Directiva Marco del Agua".
En su programa para las elecciones de 2004 también incluían una serie de propuestas bajo la denominación de "nueva cultura del agua" que perseguían "promover y consensuar con todos los implicados" un "nuevo Plan Hidrológico Nacional".
La federación apostó por descartar la construcción de grandes embalses y trasvases y desarrollar medidas de gestión de la demanda en cada cuenca hidrográfica a fin de "alcanzar el equilibrio entre sus recursos renovables y las demandas", además reducir los consumos de cada una de ellas en un 20 por ciento.
Asimismo, concurrieron a las elecciones con el objetivo de recuperar todos los acuíferos sobreexplotados y cerrar todas las extracciones ilegales regulando los usos del agua.
Otras de sus promesas fueron la depuración todas las aguas residuales de municipios mayores de 2.000 habitantes y una nueva política de precios del agua, "que prime el ahorro y penalice el derroche".