La realidad bien podría convertirse en una historia de ficción, o viceversa. En ocasiones, esas historias perfectas que tanto nos cuesta creer en películas o novelas se convierten en relatos que ocurren en la vida real, por muy excepcional que estos puedan parecer. Meritxell Martorell, presentadora de '21 días', y Harud, un periodista iraní convertido en refugiado, son el ejemplo perfecto.

En febrero de 2016, Martorell viajó al campo de Lesbos, en Grecia, para convertirse en una refugiada más y acompañar a una familia a Idomeni, en la frontera con Macedonia. Sin embargo, un hecho cambió por completo su viaje. Mientras se desplazaban hacia su destino, la presentadora conoció a Harud, un periodista que huía de Irán por miedo a posibles represalias tras publicar varios artículos contra el régimen iraní. Por ello, decidió refugiarse, malviviendo, en Irak y un año más tarde en Turquía.

Desde entonces, ambos comunicadores comenzaron a compartir desayunos,viajes en autobús, confidencias y algo más. Muchas horas juntos que desencadenó en una bonita historia de amor. Sin embargo, parecía que todo iba a terminar allí, en ese horrible lugar que no está dotado para construir ninguna historia romántica. La familia que acompañaba logró el permiso para cruzar Idomeni y el reportaje terminó.

Pero cuando te enamoras, la vida no vuelve a ser lo que era. Por ello, Meritxell comenzó a investigar que había sido de Harud. Tras informarse de que había logrado llegar hasta Hannover, Alemania, cogió un vuelo y viajó hasta la ciudad alemana.

Se reencuentran en una estación de trenes y la presentadora se lanza a los brazos de Harud. Ahora que se habían reunido de nuevo, la idea de Martorell era volver a España, esta vez con su amor. Deciden volver en coche, sin embargo, se encuentran con un bache durante el camino. Lo que estaban haciendo era ilegal, primero debían poner en orden la situación de Harud. Con la idea de hacer las cosas correctamente, el periodista iraní decide volver a Alemania, pero es detenido en la frontera entre España y Francia y es encarcelado por su situación irregular.

Como una señal del destino, 21 días más tarde Harud es puesto en libertad y se reencuentra de nuevo con su amor. No se volverían a separar. Ahora, Harud trabaja en Amnistía Internacional, cumpliendo uno de sus sueños, colaborar en Europa como representante de Derechos Humanos. Una historia con un final inmejorable, poco habitual en estos tiempos que vivimos.