Me sale, me sale del alma. Como diría Matías Prats, Susana se queda con la gana. Es genial. A mí me lo parece. Me lo manda por Whatsapp un sobrino. Qué gran guionista se han perdido 'Zapeando', 'El hormiguero', 'El intermedio', perdone usted este repentino amor de tío. Pero es verdad. Ha clavado lo que pasó la noche del domingo con las primarias del PSOE para elegir al jefe.

Vi el espectáculo en La Sexta, tan emocionante como la final de no sé qué partido de primera. De hecho, creo que el Real Madrid ganó en Málaga la Liga casi a la misma hora en que ya se sabía quién ganó la socialista.

Lo hizo bien la cadena pequeña de Atresmedia. Le dio la importancia justa, la tensión adecuada, y aunque Antonio García Ferreras ejerció de Ferreras y llamó abriendo las manos como una panoja de pescado a Ana Pastor como "adelante, Pastor, cuenta, Pastor, la última hora, Pastor", yo, desde casa, lo atribuí a ese sentido del espectáculo que tiene el ego de Ferreras, que se cambió, como las tonadilleras, dos veces de camisa.

Sólo podía quedar uno, decía con su dramatismo habitual, con un énfasis engolado y sensacionalista. Pero es verdad. Esperaba con ansia sucia de viejo un poco pervertido la foto final, no la del triunfador, no, sino la de los tres contendientes. De llanto. Pero antes salió ella, la perdedora, y fue patética.

La derrotada Susana 'Se Queda Con Las Ganas' sale a escena y dice que va a estar con el PSOE y el secretario general, pero la señora, desencajada, resentida, mala perdedora, rácana, no dice el nombre del ganador, el de su nuevo secretario general. Pero la militancia lo tiene claro... "¡¡¡Pedroooo!!!"