El ciclismo en ruta se despide de estos Juegos Olímpicos con una contrarreloj individual que vive pendiente del brazo de Tom Dumoulin. El holandés se rompió el radio en una caída durante el pasado Tour de Francia y pocos creyeron que llegaría a tiempo de estar en Río de Janeiro para cumplir con uno de sus grandes objetivos de la temporada. Su rendimiento constituye una gran incógnita que hoy se descubrirá en el circuito Grumari, de 54 kilómetros, en los que los corredores deberán de subir dos veces las pequeñas aunque duras cotas de 1,3 y 2, 1 kilómetros que ya conocen del sábado. Un circuito complicado y exigente en el que los corredores deberán dar un extra de potencia.

La carrera supondrá también la despedida olímpica de una leyenda como Fabián Cancellara. El suizo llega con la ilusión de ofrecer una de sus últimas lecciones contra el crono. Acabó el Tour dando buena imagen, aunque en las cronos no estuvo a su nivel, lo que hace dudar de sus posibilidades.

Chris Froome será otro de los ciclistas que pelee por un sitio en el podio. El ganador del Tour es una garantía en esta clase de pruebas, como acreditó una vez más en Francia. El recorrido le favorece y eso le hace aparecer como una apuesta segura en las quinielas previas. Hace cuatro años estuvo en el podio junto a Wiggins y en esta ocasión tratará de subir un par de peldaños.

España envía a Castroviejo e Izagirre, sin más opciones que pelear por un diploma en una prueba que busca sucesor para un palmarés en el que están Indurain, Ekimov, Cancellara y Wiggins.