La lluvia arruinó la puesta en marcha de la quinta jornada de tenis en Río 2016, en plena ebullición competitiva y con la entrada inicialmente prevista de la modalidad de dobles mixtos, que agranda el cúmulo de partidos del torneo. La carencia de alguna pista con posibilidad de ser cubierta complica el futuro calendario tenístico de los Juegos. Más de veinte partidos fijados deben ser acomodados ahora entre los días próximos. Desde el viernes hasta el domingo la planificación contemplaba la configuración del podio en cinco modalidades. No parece fácil adaptar la situación y poder culminar la cita del tenis olímpico ese 14 de agosto.

Y más aún si hay jugadores con posibilidades en todas las modalidades. Con una programación que les obliga a disputar tres partidos en un día.

El maratón de Nadal

Ese es el caso de Rafael Nadal, que afrontaba la sesión con desafíos en todos los frentes. En el cuadro individual, en los octavos de final, ante el francés Gilles Simon. En el torneo de dobles, junto a Marc López, en semifinales, en busca del podio, contra los canadienses Daniel Nestor y Vasek Pospisil. Y, además, el mixto, con Garbiñe Muguruza, que la organización la había incluido con el duelo ante los checos Lucie Hradeka y Radek Stepanek.

Más duro es el devenir que espera al balear si prolonga sus aspiraciones en Río. El tenista español podría llegar a tener que disputar diez partidos si se mete en la pelea por las medallas en los tres torneos. Cuatro tiene por delante en individuales. Otros tantos en el mixto y dos de dobles. Todo ello a repartir en los cuatro días que restan hasta el domingo.

Rafael Nadal, que ha mantenido un ritmo frenético de compromisos desde su retorno a las canchas tras los dos meses de ausencia por la lesión en la muñeca, dispuso de un cansancio relativo y obligado. Pendiente desde primera hora de su posible salida a la pista en cuanto el tiempo se calmara, permaneció en la sala de jugadores acompañado del resto del equipo español. Todos con compromisos fijados.

La espera tensa de Carla

Carla Suárez, que aún tiene pendiente su partido de dobles con Garbiñe Muguruza y de dobles mixto con David Ferrer, siguió con el resto del equipo el partido de balonmano femenino de la selección española. Siempre pendiente del agua y pendientes del cielo. Por un momento, a media mañana, dio la sensación de que la lluvia daba una tregua. Nadal saltó a la pista. Decidió calentar y ejecutó unos primeros golpes con la raqueta.

Previamente, los voluntarios se habían empleado en adecentar la pista. Lo hicieron de manera tradicional. Con cepillos para retirar el agua y después, con innumerables toallas sobre el suelo para secar la superficie. Al final, aspiradores para apuntalar la preparación. Fue una falsa esperanza.